Seguramente, el futuro de las series no tiene techo y no sería de extrañar que, con los años, engullan mucho del terreno que les separa del cine, en cuanto a preferencias. Que están de moda es innegable y más con el auge que han experimentado canales de pago como Netflix o HBO, o el interés de los canales convencionales en ofrecer series, si es posible, en horarios "prime time". Pero, como todo en esta vida, abusar de las series puede tener consecuencias negativas, o así lo aseguran algunos expertos.
Netflix, por ejemplo, tiene en su poder un estudio que advierte de las preferencias de consumo, que van cambiando entre sus seguidores, y muchos de ellos consumen de forma abusiva estos productos. Es lo que se califica como las maratones, lo que significa devorar capítulos y más capítulos de una serie o una temporada concreta. Habitualmente, y en los canales convencionales, las series se emiten un día por semana, lo que aumenta indefectiblemente el tiempo de emisión y apacigua las ganas de un consumo excesivo.
Pero, con la irrupción de estos canales de pago, en los que se pueden ver todos los episodios que apetezcan, los espectadores pueden zamparse una temporada de una serie en un fin de semana, o en menos tiempo. Según Netflix, estos usuarios sedientos, a los que ha bautizado como "binge racers" (se podría traducir por corredores compulsivos), son capaces de tragarse una temporada de una serie de una tirada el mismo día de su estreno.
Se habla de una cantidad de 8,4 millones de personas que cumplen este perfil, lo que significa que, entre los años 2013 y 2016, se han multiplicado por veinte. ¿A qué se puede deber esta obsesión? De entrada, como se apuntaba, estas plataformas no emiten un capítulo semanal como lo hacen los canales convencionales y suben de golpe una temporada entera, lo que deja en manos del consumidor la proporción a la hora de verlos, como asegura Elena Neira, profesora de la UOC.
Sistema nervioso
Esta posibilidad de seguir una serie de manera tan inmediata provoca, además, que nuestro sistema nervioso del refuerzo, que asimila negativamente la demora, se accione, lo que fomenta que el consumidor se "enganche" con menos trabas a la serie en cuestión, como advierte Diego Redolar, neurocirujano y profesor también de la UOC. Entonces, se cambia la ecuación, aunque los elementos sean los mismos: se pasa de ver un episodio por semana a atracarse con un batallón de capítulos, que pueden conformar una temporada, en menos de una semana, incluso en un día.
Un 61 por ciento de los usuarios de Netflix mira de dos a seis espisodios el día del estreno de la temporada de una serie. Los expertos explican que un consumo excesivo aumenta los niveles de dopamina, un neurotransmisor que se relaciona con el placer, con lo que, aseguran, las sensaciones al realizar la actividad en cuestión, son muy positiva, lo que ocasiona un refuerzo para continuar con lo mismo. En la encuesta de Netflix, un 73 por ciento de los usuarios reconoció haber sentido sensaciones positivas después de una maratón de series.
Las series ya se diseñan pensando en cautivar el segumiento de los espectadores y, la fórmula que se emplea para generar expectación, alienta el consumo y, por ende, una impulsividad que da pie a los atracones de series. Dejar en suspense una trama acrecenta el interés por continuar viendo episodios. En este sentido, las series más tendentes a un consumo más apretado son las de terror y las de suspense.
Mayor complicidad
En el más puro sentido de fidelización de una serie, como explica Redolar, este tipo de seguimiento establece una complicidad mayor entre el espectador y los personajes, respecto a cuando se sigue una vez por semana. Pero hay que tener en cuenta que el atracón o la maratón de series, dice Neira, también puede comportar un cierto aislamiento de las personas e, incluso, una menor valoración de las experiencias personales, que son habituales en la rutina del día a día.
En estas plataformas, las series tienen más aceptación que las películas, algo que no les disgusta, ya que garantizan más horas de ocio y audiencias más devotas. Sin embargo, no se pueden obviar otras posibles consecuencias del abuso y se han detectado casos de personas físicamente exhaustas y emocionalmente en declive. Lo que es innegable es que, ahora, las series ya son en un fenómeno social.