Cuando le preguntaron por aquel desperfecto en su coche, el conductor no dio explicación alguna. Estaba bastante embriagado. La Policía Municipal le inmovilizó el vehículo y le abrió diligencias penales por un delito contra la seguridad del tráfico. Los agentes lo pararon el lunes en una calle del Centre después de recibir el aviso de un ciudadano.
El testigo se puso en contacto con la Policía Municipal a las dos de la madrugada: informaba de la presumible ebriedad de un conductor al volante de un automóvil que circulaba por la calle de la rasa. Lo había visto cerca de la calle de Gaudí. Una dotación policial se dirigió al tramo señalado por el testigo y encontró el coche. Y al conductor. Los guardias apreciaron en el turismo unos daños.
Parecía evidente que había colisionado con otro vehículo, o acaso con un obstáculo del mobiliario urbano. E interrogaron al sospechoso acerca de esos desperfectos, de su origen. Y él no explicó nada sobre ese percance previo.
De esa colisión se pudo escapar, en principio, el sujeto, pero no de lo más grave: la imputación penal. Mostraba signos obvios de intoxicación etílica y las pruebas de alcoholemia lo corroboraron.
El origen de los destrozos
El conductor sopló y el primer test, de orientación, arrojó una tasa de 0,84 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Era preceptivo que realizase las pruebas de precisión en la Jefatura. Y las efectuó, con resultados no muy distintos: 0,89 en un test y 0,79 en otro, niveles constitutivos de delito.
¿Y el origen de los destrozos? Unos policías lo buscaron, pero no encontraron ningún vehículo o elemento de la calle con señales de haber sido golpeado por el coche del imputado. En la calle de la Rasa intervinieron también unos sanitarios: el acompañante del conductor iba tan borracho no se podía tener en pie. Una ambulancia lo llevó al hospital MútuaTerrassa.