Terrassa

Terrassa rinde homenaje a las víctimas del Holocausto 

No sólo los judíos fueron objeto de persecución, confinamiento y aniquilación durante la barbarie nazi materializada en el Holocausto. Hubo perseguidos por su ideología, por su condición sexual, por ser gitanos, por sus discapacidades. Todos los colectivos de seres humanos damnificados por la "solución" final hitleriana fueron homenajeados ayer, una vez más, en una ceremonia con la que Terrassa quiso honrar a las víctimas.

Àlex Cirera Izquierdo no conoció a su abuelo biológico. El abuelo Félix, terrassense, aragonés de nacimiento, cruzó la frontera con Francia y cayó en manos de los nazis. Su rastro se perdió. Fue asesinado en el campo de Gusen, en Mauthausen. Ayer, Àlex Cirera, el nieto, leyó un manifiesto personal y sus hijos, Martí y Arnau, los bisnietos de Félix, encendieron una de las seis velas de recuerdo prendidas en el emotivo acto desarrollado en el atrio del Ayuntamiento.

Àlex recordó su viaje, meses atrás, a Gusen, el descubrimiento de la placa con el número de deportado del abuelo Félix, aquel que se fue de Terrassa y dejó a su mujer embazarada y se dispuso "a combatir el fascismo" allende la frontera. Y se vio abocado al infierno en Gusen 1, donde lo mataron el 1 de noviembre de 1941. Su nieto subrayó el sentimiento de tristeza que lo embargó en aquel viaje, y el de rabia que aún lo invade por la "crueldad y deshumanización" con las que el régimen nazi trató a sus víctimas, reducidas "a un código numérico" y a la condición de piezas con que dar rienda suelta al sadismo.

Y evocó Àlex dos sentimientos más: el del estupor, pues aún no entiende "qué llevo a una nación como a la alemana" a hundirse en la ciénaga de una máquina de matar "fría, premeditada e industrial"; y el de la esperanza, "pues tenemos la obligación de transmitirla" para que aquello "no se repita nunca más". La esperanza iba encarnada en la vela que encendieron Martí y Arnau, y en las que prendieron miembros de entidades en representación de los colectivos de víctimas: una vela por los judíos, otra por los exiliados y deportados como el abuelo Félix, otra por el pueblo gitano, una cuarta por los discapacitados y enfermos, la quinta por los marginados y asesinados por su condición sexual, la última por los perseguidos por su confesión religiosa.

Protección diaria
El Ayuntamiento aprobó en el 2016, con el voto favorable unánime de todos los partidos, conmemorar cada año este día en coincidencia con la liberación de campos de exterminio el 27 de enero de 1945. Javier García, concejal de Calidad Democrática, presentó la ceremonia apelando a proteger "lo que ya tenemos" en materia de derechos humanos, pues la lucha por defenderlos es diaria y no podemos bajar los brazos en el combate "contra la discriminación, contra el odio, el racismo y la xenofobia".

Representantes de los grupos políticos con presencia en el Ayuntamiento participaron en el acto, que cerró una actuación del Quartet de Clarinets del Conservatori de Terrassa mientras el fuego de las velas por los millones de víctimas titilaba en el atrio.

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