Hay bailarines capaces de quitar la respiración, porque su talento es inmesurable. Esta sensación es la que tuvimos con la Gala de estrellas y solistas de San Petersburgo, el sábado, en el Centre Cultural de Terrassa. Esta gala, que clausuró la temporada, reunió a diez artistas de danza clásica del "top ten" del mundo, por lo que cada coreografía, cada paso a dos, se convirtió en un festín de danza de pies a cabeza.
En todas las formaciones siempre hay uno, dos, tres bailarines, quizás cuatro, que destacan por encima de los demás por sus cualidades y es por ello que les conceden ese estatus de estrellas y solistas. Pero las galas ofrecen la posibilidad de ver estos seres, que parecen de otro planeta, reunidos en un solo escenario por lo que la cita se convierte en una gran oportunidad.
El programa reunió pasos a dos de las obras consideradas del patrimonio del repertorio clásico. Son fragmentos de las celebradas "Sílfide", "Carmen", "El cascanueces", "El lago de los cisnes", "Giselle", "El corsario", "La bayadera", Tristan e Isolda" y "La bella durmiente".
Les une a varias de estas piezas tener un mismo coreógrafo, maestro y bailarín, el aclamado Marius Petipa, de origen marsellés y que se fue a Rusia y allí, al frente del Ballet Imperial, realizó su productividad más intensa y extensa. Y les vincula también la temática, la mayoría son románticas aunque no todas brindan un final feliz.
Situados en el contexto cabe decir que las diez estrellas y solistas de San Petersburgo defendieron cada rol con una elegancia y una técnica que nos dejó maravillados. Y, como siempre, hubo algunos pasos a dos que nos conquistaron más, quizás porque son más conocidos por la música o porque se ejecutaron con más sensibilidad o las dos cosas a la vez. En la primera parte nos quedamos prendados de la suite de "Carmen", del coreógrafo Alberto Alonso con música de Bizet, que interpretó Elena Kotsyubira acompañada de Boris Zhurilov. Elena brilló en ese personaje femenino seductor y pasional. "Carmen" arrancó bravos como también el paso a dos del segundo acto de "El lago de los cisnes", de Marius Petipa con música de Chaikovsky, que fue ejecutado por Ekaterina Tchebikina y Petr Borchenko, En ese fragmento, Ekaterina lució enérgica y vitalista en toda la obra y en todas las piruetas, especialmente en la que giró sobre un mismo pie. Al menos fueron treinta giros sin interrupción que nos dejó sin aliento.
Cualidades particulares
La segunda parte del programa se corearon más bravos. Los hubo en la delicada y frágil "Giselle", escrita a tres bandas por Coralli, Perrot y Petipa, con música de Adam, que fue defendida por Elena Kotsyubira y Boris Zhurilov; los que habíamos descubierto en la fantástica "Carmen". Y volvieron las aclamaciones con el paso a dos romántico y meláncolico de "Tristan e Isolda", de Pastor, con música de Wagner, interpretado por Chinara Alizade y Valdimir Yaroshenko; y con el delicioso paso a dos de "La bella durmiente", de Petipa con música de Chaikovsky, a cargo de Anastasia Lukina y Ernest Latypov.
En esta gala vimos danza clásica de mucho nivel. Bailarines, con cualidades particulares, que son capaces de asumir retos casi imposibles y defender movimientos que en su día fueron creados solo para los grandes de la escena. Casi todos los bailarines que danzaron aquí, de las principales compañías de San Petersburgo, reúnen condiciones muy especiales. Bailan muy bien y ejecutan la partitura de memoria pero no es suficiente. Comunican. Sus rostros son expresivos, como lo es el braceo de sus brazos, el punteo de sus pies, su movimiento. Lo dicho, un festín.
"Gala de estrellas y solistas de San Petersburgo"
Pasos a dos de “Sílfide”, “Carmen”, “El cascanueces”, “El lago de los cisnes”, “La bella durmiente”, “Giselle”, “El corsario”, “La bayadera” y “Tristan e Isolda”. Día 15 de diciembre. Centre Cultural Terrassa.