Volvió la gran actriz Carmen Machi a Terrassa, al escenario del Teatre Principal. En esta ocasión para protagonizar "Cronología de las bestias", del autor argentino Lautaro Perotti, que narra la dramática historia de la pérdida de un hijo. Nada que ver, pues, con la obra que lideró el año pasado, "La autora de las meninas", de Ernesto Caballero, en la que se enfundaba en una monja copista amante del admirado Velázquez. Ahí, Machi asumía un personaje más de comedia aunque si es cierto que, al final, también se divisaba cierta tragedia.
En "Cronología de las bestias", el autor toma como excusa la desaparición de un hijo para ahondar en el ser humano, en su forma de ser; para mostrar hasta qué punto un individuo puede vivir en y con la mentira y el engaño para evitar enfrentamientos e, incluso, ser juzgado y exponerse a una sentencia que le puede arruinar la vida.
En esta historia, hay una madre, de nombre Olvido, que perdió a su hijo Beltrán hace diez años y que, para sobrellevar la situación, se fue a vivir con su hermana Celia y su sobrino César. El punto de partida es el regreso de Beltrán a la casa familiar situada en un pueblo que, como tal, figuras como el cura aún tienen mucho peso en la moral de los habitantes. "Cronología de las bestias" es un drama, una tragedia en toda regla. La obra arranca con la llamada telefónica para avisar a Olvido de que Bertrán ha vuelto.
El choque emocional que supone esta reaparición de un hijo que se daba por fallecido es brutal en todo el seno familiar. Ni unos ni otros saben qué decir ni cómo ni cuándo ni qué hacer. Bertrán se ha refugiado detrás de un sillón de casa de Celia. Apenas habla, apenas se mueve, apenas reacciona a los gestos y palabras de su madre, de su tía, de su primo. Algo extraño parece haber ahí. El comportamiento de unos y otros insinúa que algo no va bien porque lo más normal -nos interrogamos desde la platea- es que hubiera un cálido recibimiento para pasar después a conocer que le sucedió a Bertrán para ausentarse tanto tiempo.
Drama psicológico
No pasa nada de eso en escena. No hay abrazos ni besos efusivos ni conversaciones. Al contrario, la llegada del joven desencadena un drama que, en muchos momentos, toma el cariz de trhiller psicológico y físico. "Cronología de las bestias" simultánea el presente y el pasado y a través de los dos planos resolveremos, poco a poco, el entresijo de la historia. No se lo podemos contar aquí por si acaso tienen la oportunidad de ver la obra. Les confíamos que el relato es casi una caída en picado a los bajos fondos.
Con esta obra, el autor Lautaro Perotti aborda la complejidad del ser humano y, especialmente, esa falta de compromiso para contar la verdad. Aquí hay una madre, Olvido, que sufre mucho, que arrastra una mochila de calado, pero que es incapaz de asumir su maldad. Y esta madre implica a toda la familia próxima en su engaño. No hay nada que revelar ante el cura ni tampoco nada que declarar ante los juzgados. El pacto es el silencio.
Una fuerza enorme
Machi defiende su personaje con una fuerza enorme, matizando los gestos, la voz, cuando es necesario. Nada es fácil para esa madre que ha elegido cerrar la puerta a un hecho terrible pero que le acecha constantemente. Le acompañan en este trayecto lleno de oscuridad Pilar Castro, en su papel de su hermana Celia, que para quién escribe se reveló como una actriz potente en el drama. Los actores masculinos, en especial Santi Marín, el sobrino César, que es quien tiene más papel, cumplen con lo cometido pero sin sobresaltos. Y es que Machi es mucha Machi y su presencia, por si sola, ya es muy arrebatadora.