El matrimonio argentino formado por Mariano Rico y Marta d’Aloè espera con pasión la vuelta de la final de la Copa Libertadores. Llevan 30 años unidos, pero son rivales en el fútbol
Madrid, con su plaza Cibeles y su Puerta de Alcalá, se convierte mañana en tierra de argentinos (miles) llegados de distintas partes del mundo para asistir al Superclásico: la vuelta de la final de la Copa Libertadores. Una final de alto voltaje, entre dos eternos rivales, River Plate y Boca Juniors, que se disputa a las 20.30 horas y en el Santiago Bernabéu. Los incidentes registrados en el partido de ida en Buenos Aires obligaron a la Conmebol a trasladar la vuelta de la final a un terreno neutral. Este choque histórico, impensable hasta ahora en Madrid, ha atraído a bandas de ultras especialmente violentos y ha movilizado a un operativo de seguridad de casi 4.000 efectivos para evitar posibles disturbios.
"Este clásico tenía que haberse jugado en Argentina, en el estadio local de Boca, como medida de justicia por los ataques que recibieron los jugadores cuando llegaban en autocar a la cancha de River", piensan muchos argentinos, catalanes de acogida, como el matrimonio formado por Mariano Rico (49 años) y Marta D’Aloè (48 años). Una familia con dos hijos (Joaquín y Catalina), afincado en Terrassa, en el barrio de Ca N’Aurell, que llegó hace 17 años, huyendo del corralito y de la inseguridad de su país.
Pero tras el fútbol argentino hay un negocio lucrativo de ultras como las Barras Bravas, que se benefician de la reventa de entradas, de los estacionamientos en torno al estadio, de la venta de comida y bebidas e incluso de droga. Ello ha motivado que el choque se celebre en Madrid y con fuertes medidas de seguridad.
¿Y tú con quién vas: con River o con Boca? Es la pregunta que estos días deben responder los ciudadanos argentinos una y otra vez en la calle, en los bares o con los amigos. Y cuando Mariano y Marta se identifican la sorpresa es mayúscula. Mariano es seguidor de River de toda la vida y Marta, apasionada de Boca desde que nació. Una "sana" rivalidad que mantienen desde que se conocieron y se casaron. "Imagínate un aficionado de River como yo el primer día que entré en casa de la novia con toda la familia de Boca mirándome", bromea Mariano. Treinta años juntos, unidos por el amor y separados siempre por el fútbol. Esta división de pasiones futbolísticas también se ha trasladado a sus hijos: el pequeño Joaquín es de River y Catalina, de Boca, como su madre.
Ahora, la familia lleva "quince días de discusiones y debate sobre la Libertadores pero nunca llega la sangre al río. Además, siempre ven los duelos Boca-River juntos, como el de mañana y que seguirán "en casa de unos amigos catalanes".
¿Quién ganará? Los pronósticos son evidentes. Mariano responde: "Estoy seguro que River será campeón porque está haciendo muy buena campaña. Entiendo, no obstante, que el club no puede quedar impune ante lo que pasó aunque fue a 700 metros de distancia del estadio y por tanto dicen que no está implicado". Marta, que reconoce ser mucho más fanática y pasional, piensa que "Boca va a hacer historia, se merece la Copa porque es un equipo más luchador. Los de River son más señoritos. Son más gallinas y no quieren salir al campo a jugar. Les damos miedo", presume.
El partido ha generado una gran interés y es normal que sea tema de conversación con argentinos de acogida. "Desde aquí sufres mucho cada vez que hay un encuentro así por la repercusión de violencia que tiene. Argentina vive un mal momento económico, dicen que casi como en el 2001, y el gobierno ha tomado unas controvertidas medidas. El descontento ciudadano y el disgusto social se focaliza en el fútbol", relata este matrimonio que aquí ha encontrado prosperidad y se dedica al negocio de la construcción. "El fútbol es una vía de escape para canalizar la rabia y el descontento social", añaden.
Poder ver el partido desde el Bernabéu es un sueño que no han podido cumplir. "Los precios de las entradas son muy caros entre 180 euros y 3.000 euros y el clima que se respira es inquietante. Iríamos más relajados a un Barça-Madrid", dicen. Lo verán por televisión en el canal Vamos de Movistar+. Su máxima aspiración es asistir a una gran final en un clima de deportividad. "¡Ojalá que no ocurra ningún incidente!", concluyen.