Los policías que aquella noche hacían un control rutinario en Roc Blanc vieron cómo un coche ejecutaba una maniobra extraña. Paró de golpe y aparcó detrás de un camión. La conductora parecía ocultarse de algo. Dio positivo y su acompañante acabó detenido: llevaba diez papelinas de cocaína y un par de pastillas de éxtasis. El fiscal pide cuatro años de prisión.
La Audiencia Provincial ha señalado el juicio para hoy martes. Habrán pasado casi dos años de los hechos. El 30 de noviembre del 2016, agentes de la Policía Municipal tenían montado un control en la calle de Pablo Iglesias, en Roc Blanc. A la 1.30 de la madrugada, observaron el extraño movimiento de un coche. Frenó de manera brusca y su conductora maniobró para estacionar detrás de un vehículo de grandes dimensiones "con la clara intención de esconderse", indicó la policía entonces. Había visto el operativo policial.
Los policías se dirigieron al automóvil. Identificaron a la conductora, le hicieron soplar porque apreciaron signos de ebriedad y le imputaron un delito contra la seguridad del tráfico: dio positivo con tasas de 0,79 y 0,81 miligramos.
Diez papelinas
El acompañante también terminó imputado, pero por un delito más grave: los agentes notaron nerviosismo en su proceder y decidieron realizarle un cacheo. Y en su chaqueta encontraron diez envoltorios verdes que contenían 4,75 gramos de cocaína con una riqueza del 15 por ciento, según el fiscal. El decomiso se completó con dos comprimidos de MDMA (éxtasis) y una pastilla de sildenafil.
Los agentes intervinieron al sospechoso 270 euros procedentes, según el Ministerio Público, de la venta de estupefacientes. La acusación considera al acusado autor de un delito contra la salud pública y reclama una pena de cuatro años de prisión y multa de 450 euros.
