Terrassa

Romanticismo a flor de piel

Hay obras de gran nivel artístico que nunca mueren, que perduran en el tiempo. Este es el caso, por ejemplo, del ballet "El lago de los cisnes" que 140 años después de su estreno sigue emocionando al público que ama la danza clásica. La temporada del Centre Cultural nos brindó este fin de semana dos funciones (sábado y domingo) de esta obra llena de romanticismo, que lleva el sello inconfundible de Marius Petipa y Chaikovsky (su música es una maravilla), con la interpretación del Ballet de Moscú y bajo la dirección de Timur Fayziev.

El espectáculo, de casi tres horas de duración, complació. Fue muy correcto. Brillaron los solistas, especialmente la bailarina Cristina Terentiev, quien se enfundó en la piel de la protagonista Odette/Odile, y ejecutó con elegancia, rigor y sensibilidad los movimientos de gran dificultad escritos por Lev Ivanov y Marius Petipa. Admiramos su delicadeza en los pasos a dos junto a Aleksander Petrichenko, su enamorado Sigfrido, y nos dejamos seducir por A. Mikanov, en el personaje del bufón, y por Alexei Terentiev, en el malvado brujo.

Ballet clásico y escuela rusa. Este un binomio con garantía de éxito. Así lo leyó el público cuando vio anunciado "El lago de los cisnes" por el Ballet de Moscú y se entregó para ver la obra. El auditorio del Centre Cultural presentó el sábado (día que estuvo este diario) y también el domingo casi un lleno total de aforo. La pieza, basada en la historia de "Un velo robado", es un cuento de hadas protagonizado por una joven que, por un maleficio, se convierte en cisne y solo puede recuperar su identidad si alguien le jura amor eterno. El espectáculo transcurrió por cuatro escenas. Sin duda, la más esperada fue la que tiene lugar en el lago de los cisnes donde el príncipe Sigfrido se enamora de Odette/Odile. En este acto se condesa casi toda la riqueza de la danza clásica: solos, pasos a dos, pasos a tres, pasos a cuatro y el coro. Disfrutamos con los solos de la protagonista que demostró un gran dominio en el baile de puntas y en las piruetas. El cuerpo de baile la arropó en movimientos delicados y también enérgicos subrayando los estados de ánimo de alegría y tristeza por los que transita la reina del estanque, sumida en una melancolía infinita. Y también nos conquistó el paso a cuatro que ejecutó de modo brillante el cuarteto N. Odinokova, V. Bogomazova, M. Minakova y M. Larina. En este acto hubo muchos aplausos, merecidos, por la bella danza que se representa y se enlaza y por el conjunto de composiciones que nos ofrecieron los bailarines.

El acto ambientado en el lago fue tan intenso y completo que poco nos quedaba por descubrir. Pero los cuentos de hada, ya se sabe, siempre tienen un final feliz. Y, en este caso, así fue. El príncipe derrotó al pérfido brujo y el majestuoso cisne se reconvirtió en la bella princesa. Quedaba, pues, la celebración, el baile de honor con aire imperial, donde Sigfrido y Odette disfrutan de una actuación de danzas tradicionales, entre estas una danza española. De nuevo el paso a dos de los enamorados volvió a centrar la atención de los espectadores. Bajó el telón y subió de nuevo con los bailarines de la última escena. Hubo fuertes aplausos y ramo de flores para Terentiev/Odette. La interpretación gustó. Echamos en falta esa comunicación, esa fuerza expresiva, que hace que te quedes sin respiración pero la interpretación, a nivel técnico, fue casi impecable.

"El lago de los cisnes" 
Ballet de Moscú. Dirección Timur Fayziev. Día 17 de noviembre. Centre Cultural Terrassa

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