En mayo y junio de este año se constituyeron nuevos gobiernos en la Generalitat y en el Estado español y como suele pasar casi siempre su entrada va acompañada de cambios. Y la enseñanza vuelve a ser uno de lo sectores más afectados por esta inercia política. El nuevo curso apenas ha cumplido dos meses y ya han sido numerosas las propuestas y directrices que se han lanzado, especialmente desde la conselleria d’Ensenyament que preside de nuevo Josep Bargalló.
La medida más reciente es la supresión de las pruebas de recuperación de septiembre de la ESO. El conseller ha explicado que esta eliminación es una consecuencia lógica del nuevo modelo de evaluación que valora las competencias, conocimientos, habilidades y trabajo en grupo en lugar de un conocimiento memorístico sobre una materia concreta con una nota numérica. Bargalló considera que no tiene sentido ya una repesca en septiembre y propone que, en todo caso, haya una segunda evaluación a medida del alumno en junio.
Una medida coherente
El anuncio ha causado sorpresa en la comunidad docente. No tanto por la filosofía, que la comparten, sino porque lo ha hecho con el curso empezado y toda la organización en marcha. Desde el sector concertado, Maria Teresa Claret, directora de la Escola El Cim, considera que “los exámenes de septiembre ya no tienen lógica con el nuevo modelo porque ya no se evalúa una materia en concreto sino un conjunto de indicadores”. En la misma línea se pronuncia Gemma Elias, directora de la Escola Tecnos, para quien también es “racional la medida tomada”, aunque también dice que “estmos a la expectativa de qué resultado puede tener el hecho de que el alumno tenga que someterse a dos evaluaciones en junio.
En la red pública se da una misma opinión. “Me parece muy bien lo anunciado por el conseller Bargalló” -dice George Peter Grayling, director del Institut Montserrat Roig-, quien aprovecha para indicar que ” a mí siempre me ha parecido que la repesca de septiembre era poco útil y contraria a la filosofía educativa y de evaluación de la ESO”. Coincide el director del Institut Torre del Palau, Evaristo González, quien explica que “la mayoría de alumnos que acudían a la prueba de septiembre presentaban un nivel bastante bajo, por lo que creo que será más exitosa una segunda evaluación en junio porque el alumno tiene todos los aprendizajes más actualizados”.
Inoportuno
Hasta aquí, los directores están de acuerdo con Bargalló. Lo que no comparten es la forma. Claret, Elias y Grayling se quejan de que el conseller lo haya dicho con el curso empezado. “No es muy oportuno cambiar las reglas de juego con las clases en marcha”, expresa Grayling. El director del INS Torre del Palau es más condescendiente. “Vale más saberlo ahora. Hubiera sido peor en mayo”, celebra. En las concertadas también sobresale la queja de que, a diferencia de las públicas, no han recibido formación sobre cómo deben evaluar con el nuevo modelo no númerico. La supresión de estos exámenes de septiembre en la ESO tiene, sin embargo, más recorrido. El propio titular d’Ensenyament explicó que facilitará el proceso de matriculación. En este sentido, Claret y Elias, de El Cim y Tecnos, recuerdan que el mes de septiembre había muchos alumnos pendientes de sus exámenes de repesca y, por tanto, aquellos que aprobaban y querían ir a una FP eran los últimos y podían topar con que ya no había plaza.
En paralelo, los que tenían que repetir curso en el mismo centro podía implicar un aumento de la ratio del aula, ya de por sí saturada con la elevada demanda que hay en secundaria a causa de las promociones de primaria tan numerosas que se desarrollaron antes de la crisis.
La nueva medida es la primera que se hace efectiva de las que ha propuesto Bargalló. Antes de esta, el conseller comunicó también su declaración de intenciones sobre el modelo plurilingüístico en las aulas y defendió el estudio de otras lenguas extranjeras como el árabe y el chino.
Shakespare “for ever”
La idea ha generado, de entrada, bastante polémica entre los docentes, los cuales priorizan el modelo de inmersión en el que el catalán es la lengua vehicular y el castellano se estudia de manera que el alumno domine las dos lenguas al finalizar sus etapas. En idiomas prevalece el inglés sobre el fránces aunque hay muchos centros que optan por los dos e , incluso, por el alemán si se considera una demanda óptima.
Acerca de introducir el árabe y el chino, los docentes que consultamos optaban por el estudio del inglés e invertir más recursos en el dominio de la lengua de Shakespare de la que, por cierto, la conselleria d’Ensenyament ha hecho bandera durante mucho tiempo y ha animado a los centros a introducir el estudio de materias en inglés. Asimismo, profesores consultados apuntaron que sí había demanda de árabe y chino se organizaran clases extraescolares, algo que ya hacen, por ejemplo, en El Vallès y otros centros. A nivel pedagógico, los aires de cambio empiezan a soplar también en Madrid. Esta semana mismo, la ministra de Educación, Isabel Celáa, ya ha expuesto sus directrices para modificar la ley Wert y ha enviado borradores a las comunidades autónomas. Y, entre algunas ideas, defiende que se puede dar el título de bachillerato con una asignatura suspendida, algo que ha generado contrariedad en las filas del PP y de Ciudadanos. Los docentes siguen a la expectativa a pesar de que Catalunya tiene materia competencial a través de la LEC en algunos campos pero ello no presupone que los decretos de Madrid no vayan a tener consecuencias.
Petición de consenso
La directora de El Cim, Maria Teresa Claret, se lamenta que “en educación todo el mundo se atreve a cambiar las cosas cuando, en realidad, es un ámbito que necesitaría de un gran acuerdo marco y mucha estabilidad”. La directora de Tecnos, Gemma Elias, reclama también “tranquilidad para hacer bien trabajo porque, al final, acaba por causar desánimo. Da la sensación de los políticos nos toman el pelo”.
En la red pública, las sensaciones son las mismas. El director del INS Montserrat Roig, George Peter Grayling, se muestra contundente. “Es inadmisible que cada vez que cambia el color político, haya cambios en la educación. Deberíamos ser capaces de establecer pactos en servicios básicos como la educación y la sanidad”.
Grayling también se muestra partidario de adecuar la política a cada territorio porque “cada realidad es distinta”. El director del INS Torre del Palau, Evaristo González, coincide al decir que “esta práctica de cambios y recambios en la educación, aunque tenga lógica por el ideario del partido, genera un gran desconcierto cuando lo que pedimos es todo lo contrario”.