Terrassa

El “rovelló”, la estrella

La llegada del otoño en la ciudad se abre con el programa de ferias, algunas de ellas al aire libre como la Fira del Bolet de Sant Pere. La cita, que este sábado alcanzó su trece edición, está plenamente consolidada y se ha convertido en un referente para los residentes del barrio y de otras zonas.

Al mediodía, la Fira del Bolet alcanzó su punto álgido de ambiente. El “mercat”, la plaza del Triomf y la calle Ample eran un ir y devenir de gente que paseaba, compraba y se sentaba para degustar menús exprés. También había personas que participaban en talleres mientras que los más pequeños, los niños, disfrutaban con espectáculos e instalaciones infantiles.

La feria volvió a mostrar la diversidad y riqueza de un comestible típico de estas fechas que viste sombrero y que es caro porque su búsqueda y hallazgo requiere de inversión. En cuestión de setas, el “rovelló” (níscalo) sigue siendo el favorito para muchos. “El “rovelló” es el más solicitado con mucha diferencia respecto a otras setas”, aseguró Josep Ginestà, de Marganell. “Es el preferido”, añadió Fermí Barat, de Berga.

Ginestà y Barat, de la comarca del Bages, regentaban unos de los puestos de venta con más afluencia de público. ¿Qué precio tienen?, preguntaban los visitantes. “De 24 a 25 euros el kilo el “rovelló” y a veinte la ‘barreja'”, desvelaron. Es un precio caro pero, ya se sabe, que el producto que escasea y está valorado tiene un coste. “Este año es atípico porque hubo una primera florida a finales de agosto y después una segunda pero la primera fue muy temprana y ha habido que esperar mucho”, contó Ginestà. Una opinión que también compartió Barat, para quien de “aquí quince o veinte días es cuando habrá más setas en la montaña para localizar y comercializar”.

Al bosque
Los aficionados a esta práctica hace días que recorren las zonas altas umbrías y húmedas. Xavier Pérez, que visitaba la feria con la familia, explicó que va al Parc Natural de Sant Llorenç desde hace algunas semanas y que ya ha llenado la cesta varias veces. “En el parque, que tenemos aquí mismo, hay muchas setas pero hay que conocer las zonas”. Pérez reconoció que tenía cierta ventaja. “Yo soy trabajador del parque y lo conozco bien”, contó. Anna Hernández y Emilio Martín explicaron también que van de vez en cuando al bosque y que el resultado es poco satisfactorio. “Hay que ir entre semana, conocer la zona y sobre todo saber que es comestible o no”. Anna y Emilio habían optado por adquirir algunos productos. “En la paella, las setas están buenísimas”, indicó Anna.

Degustaciones
La paella en su punto. El plato se ofreció en el espacio de restauración improvisado de la plaza del Triomf, así como tapas elaboradas, con el refresco o la copa de vino y/o de cerveza. Había cola frente a la cocina al aite libre y las mesas estaban llenas. La imagen, acompañada del gentío que paseaba por la feria, confirmaba que la Fira del Bolet mantiene su poder de atracción y su vitalidad. “Es una propuesta muy tentadora, especialmente las tapas”, comentaron dos amigas con el mismo nombre, Elisabeth, mientras hacían un tentenpié conversando animadamente. Y es que la feria también permite un rato de relax para hacer el aperitivo, entre compra y compra de los productos expuestos, algunos de ellos artesanos y de gran calidad.w

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