La intención parecía contundente, en paralelo a la convicción: presuntamente quería matar al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Manuel M. S., terrassense de 63 años, tenía la "clara voluntad" de quitar la vida al presidente, según los cargos que se le imputan, y lo había manifestado en redes sociales, donde había pedido ayuda para su objetivo. Pero le faltaba la logística. Manuel está en prisión. Lo detuvieron el 19 de septiembre los Mossos d’Esquadra, que encontraron en su piso, en la calle del Doctor Pearson (Vallparadís), un arsenal: dieciséis armas, largas y cortas, de diverso calibre.
Manuel, hijo del último alcalde franquista de Rubí, vivía en la calle del Doctor Pearson desde hacía "muchos años", según sus vecinos. Era algo quisquilloso, sí, quizás pesado cuando se ponía a hablar, pero nada conflictivo. Trabajaba de vigilante nocturno en una empresa y vivía en el mismo edificio que su hermana y su madre. Se ve, según las investigaciones, que la decisión gubernamental de exhumar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos sublevó a Manuel de tal manera que ideó y puso de manifiesto su decisión de matar al presidente.
¿Hasta qué punto lo suyo fue una mera bravuconada o una intención meditada y firme, con pasos dados al efecto, de asesinar al presidente? La instrucción tratará de dilucidarlo. Tratará de dilucidar también el estado mental del inculpado. El caso lo tramita un juzgado de instrucción de Terrassa.
De momento, al detenido se le atribuye la presunta autoría de un delito "de proposición de homicidio" con el agravante de tener como objetivo homicida a una autoridad. Lo dijo ayer el inspector Albert Oliva en la rueda de prensa en la que confirmó la detención de que se había hecho eco el diario Público. Contó el inspector que el arrestado, de 63 años, español, sin antecedentes, había manifestado "de manera reiterada" su intención de llevar a cabo acciones contra Sánchez. Tenía "clara voluntad", compromiso y convencimiento. Sólo le faltaban "elementos logísticos" para poder ejecutar su golpe magnicida. Y ese apoyo logístico consistía en el conocimiento de la agenda del presidente y de las posibilidades de fuga o de ocultación, aunque, según el inspector, el sospechoso dejaba claro en sus comentarios que no le importaba lo que pudiera ocurrirle, que estaba dispuesto a sacrificarse por España, a soportar las consecuencias. Pero no tenía preparado un ataque planificado. Tampoco pertenecía a ningún grupo radical. Era una persona "de acciones individuales", según la policía autonómica.
Registro
Explicitó su idea de matar a Sánchez en un chat, demandando ayuda y cómplices para acabar con ese "rojo de mierda", cuando se hizo pública la resolución de sacar los restos mortales de Francisco Franco del Valle de los Caídos. Una dirigente de Vox formaba parte del grupo de mensajes. Fue ella la que informó a los Mossos d’Esquadra, que iniciaron una investigación discreta pero rápida que culminó el 19 de septiembre con la entrada en la vivienda de Manuel M. S., radicada en la calle del Doctor Pearson. La policía autonómica contactó con La Moncloa. Las indagaciones duraron cuatro días, el tiempo transcurrido entre el aviso de la militante de Vox y la irrupción de los mossos en la vivienda.
El registro concluyó con la detención del sospechoso y el decomiso de dieciséis armas, entre ellas un fusil y un subfusil y cuatro rifles. "No es habitual esa cantidad en un domicilio", apuntó ayer el inspector. Algunas eran reglamentarias, otras están prohibidas por su manipulación. Otras no las podía poseer el imputado por carecer de permiso para ellas. Dos armas (pistolas) las hallaron los mossos en el vehículo del detenido, que entró en prisión el 21 de septiembre.
El incriminado recurrió la decisión del juzgado de instrucción de Terrassa. Según informó la agencia EFE, el detenido alegó que sus mensajes debían analizarse en el contexto del conflicto independentista y adujo que no tenía voluntad de fugarse, dado su arraigo, basado en su contrato laboral y el cuidado de su madre y su hermana, ambas enfermas y con residencia en una vivienda ubicada en el mismo bloque donde vivía él.
La Audiencia Provincial de Barcelona ha desestimado su recurso. Dictó el martes pasado un auto para ratificar la resolución del órgano judicial egarense. El tribunal no tenía dudas de la seriedad del propósito del sospechoso para ejecutar el crimen, según la misma agencia. Recabó información sobre el momento y lugar de dar el golpe.
Conspiración
El auto habla de indicios claros de delito de conspiración para cometer atentado contra el jefe de Gobierno. También del delito de tenencia ilícita de armas y depósito de armas y explosivos. Según la Audiencia, el imputado contaba con el material y sus habilidades como tirador, con lo certero que sería "para privar de la vida a su objetivo", recogiendo para ello "información sobre el momento y el lugar en que se realizaría". Los magistrados, sin embargo, dejan a un lado un delito de odio de que se le acusaba, al no hallar indicios suficientes.
La Audiencia cree que el riesgo de fuga persiste. En el mensaje a la dirigente de Vox, el imputado insistió en su disponibilidad para perpetrar el homicidio porque vivía solo y nada tenía que perder. Pedro Sánchez pidió ayer "sosiego, serenidad, normalidad y trabajo".