Hace un año Catalunya vivía una crisis sin precedentes tras la declaración de independencia en el Parlament, la destitución del Govern, la aplicación del 155 y el encarcelamiento de políticos y activistas. En medio de la vorágine de acontecimientos, con la población en vilo y la administración tensionada, el alcalde Jordi Ballart rompió el carnet del PSC y dinamitó el gobierno de la ciudad. Todo en siete días en los que casi todo saltó por los aires: se rompió el pacto con el PDeCAT, se frustró un gobierno de izquierdas y fracasó por segunda vez el cambio impulsado desde la oposición. Este artículo desvela lo ocurrido esa semana a partir del testimonio de sus protagonistas, como suele ocurrir, no siempre coincidente.
27 de octubre
BALLART SE QUEDA
El mismo día en que el Parlament de Catalunya aprobaba la declaración unilateral de independencia y el Senado votaba la aplicación del 155, Jordi Ballart anuncia en un comunicado que se queda. “He sido, soy y seré el alcalde de todos”, afirma, satisfecho con la decisión del senador socialista José Montilla de ausentarse en la votación en la Cámara Alta y mostrar así el rechazo del PSC a la intervención de la administración catalana. En el momento más crítico del “procés”, los socialistas terrassenses respiran aliviados. Tres semanas antes, Ballart había anunciado en Diari de Terrassa que si su partido apoyaba el 155 rompería el carnet y dejaría la alcaldía. Tras el gesto de Montilla, la amenaza de la dimisión se evaporaba, aunque por poco tiempo.
30 de octubre
EL PACTO SALTA POR LOS AIRES
El 155 desata la crisis de gobierno en Terrassa. El PDeCAT anuncia que llevará a su asamblea la ruptura del pacto con el PSC que, despechado, decide adelantarse y poner fin al ejecutivo bipartito ese mismo día y buscar nuevo aliado. “Es el momento de los comunes”, dijo Jordi Ballart a sus compañeros de equipo, marcando una agenda clara: por la mañana, ruptura con los soberanistas y por la tarde, coalición con Terrassa en Común.
El plan, sin embargo, se truncó en pocas horas.
A las cinco de la tarde, Vega se reúne con el portavoz de TeC Xavi Matilla y con el concejal Xavi Martínez, a quienes ofrece tres tinencias de alcaldía y la primera de ellas, para la confluencia. La sorpresa llega cuando los comunes ponen como condición para entrar en el ejecutivo que Ballart rompa el carnet por coherencia con su anuncio hecho público. “Pensaba que veníais a negociar, no ha humillarnos”, fue la respuesta de Alfredo Vega. Cuando Vega traslada a Ballart el chasco de la negociación, el gobierno socialista está en la cuerda floja. En apenas unas horas, el PSC se ve en la oposición, sin socio de gobierno posible y ante una más que probable moción de censura.
31 de octubre
EL ALCALDE SE DESPLOMA
El día de la castañada se desata la crisis en el gobierno socialista. Ballart toma ese día la decisión de marcharse y a primera hora, en una cafetería de la Plaça Vella, comunica a Alfredo Vega su abatimiento: “No puedo más”, confiesa.
Las profundas discrepancias con el PSC, los anónimos, las amenazas por su apoyo a la gestión pública del agua y el 155 fueron los argumentos esgrimidos por Ballart para tirar la toalla. En su entorno de aquel momento, muchos creen que también pesaron la presión de los medios y de las redes sociales, en las que Ballart se había volcado/expuesto durante todo el mandato. Además, dicen, la posibilidad de verse en la oposición.
La misma vigilia de Tots Sants en la que Ballart decidía que se iba, la moción de censura tomaba forma en el Ayuntamiento de Terrassa de la mano de ERC, que ya empujaba a PDeCAT y a TeC a sumar. A mediodía del martes 31, el portavoz municipal Isaac Albert retaba ambos partidos: “Hay una mayoría para un cambio político real en #Terrassa. Nosotros estamos dispuestos. Esperamos el mismo compromiso de todos”, decía.
El 31 de octubre Ballart comunicó a los concejales su decisión de irse a lo largo del día. No a todos. Su primer teniente de alcalde Alfredo Vega, que por la mañana había tomado las riendas de la situación y trabajaba a marchas forzadas en el diseño del nuevo gobierno de 9 concejales, recibió la confirmación por la tarde, por boca de un asesor municipal. “Debo decirte que Ballart se va”, le dijo, sin detallar la envergadura real de la desbandada política.
1 de noviembre
SANEDRIN EN RELLINARS
El festivo de Tots Sants el grupo socialista tomaba aire tras una jornada de alto voltaje. “Jordi se va… ¿tú qué harás?”, era la pregunta que circulaba de teléfono en teléfono, en algunos casos seguida de una invitación expresa a romper el carnet y abandonar el gobierno.
En medio del caos y la confusión, un grupo reducido de concejales –Amadeu Aguado, Lluïsa Melgares y Alfredo Vega– junto al asesor socialista Xavier Cardona, se reúnen en casa del primero en Rellinars para evaluar la situación.
A esas alturas, la espantada de Ballart ya había llegado a la dirección del PSC, cuyo secretario de organización, Salvador Illa, intervino para frenar lo que amenazaba con convertirse en un auténtico torpedo contra el socialismo catalán.
El grupo de Viladecavalls valora diversas alternativas y, en un momento del encuentro, alguien pone sobre la mesa la oportunidad de que todo el grupo socialista rompa el carnet y continúe como grupo no adscrito. La idea era que el gobierno de Terrassa siguiera el ejemplo del alcalde de Castellar, Ignasi Giménez, que pactó con el PSC romper el carnet y seguir en el cargo. En Terrassa, sin embargo, la alternativa no convenció a nadie.
2 de noviembre
EL GOBIERNO SALTA POR LOS AIRES
El jueves 2 de noviembre Jordi Ballart regresa a escena y reúne a su ejecutivo en el despacho de alcaldía. Sólo falta Marc Armengol, que por temas de agenda no puede acudir a la cita. El último en entrar en la sala es el primer teniente de alcalde Alfredo Vega. Nada más cruzar la puerta, uno de los presentes suelta el órdago: “Jordi se va y nosotros con él”.
Junto a Ballart, Noel Duque, Lluïsa Melgares, Maruja Rambla, Jordi Flores y Rosa Maria Ribera dejan claro que abandonan. Suman seis de los nueve concejales socialistas, de manera que el gobierno se queda con tres únicos ediles.
Vega anuncia que se queda y Amadeu Aguado también. La decisión de este último sorprende a los dimisionarios, la mayoría de los cuales habían dado por hecho que seguiría los pasos de Ballart.
Con el gobierno partido en dos, en el despacho de Ballart se desata una fuerte discusión entre quienes defienden la legitimidad de romper el carnet y abandonar el Ayuntamiento y quienes, como Vega y Aguado, consideran una irresponsabilidad dejar la ciudad sin gobierno en un momento político tan complejo.
Avanzada la reunión, Vega abandona el despacho indignado y desbordado por la situación. Llevaba horas recomponiendo un gobierno que acababa de dinamitar el alcalde. Además, como primer teniente de alcalde, a partir de ese momento le correspondía a él tomar las riendas de nuevo y reconducir la debacle.
De camino a una reunión, Vega se cruza con Marc Armengol, ajeno completamente al drama que vivía el grupo socialista. El primer teniente de alcalde opta por no informarle de la salida masiva de concejales, convencido de que debe ser el propio alcalde quien lo haga. Pero eso nunca ocurrió. Armengol se enteró de la marcha de Jordi Ballart y de sus cinco concejales horas más tarde, muy poco antes de la rueda de prensa en que se hizo oficial.
2 de noviembre
EL ADIÓS DE BALLART
El alcalde anuncia que rompe al carnet y deja la alcaldía en una mediática rueda de prensa por la tarde en el Saló de Plens. Con el “procés” en efervescencia, el independentismo ve la marcha de Ballart como un triunfo, aunque el edil se afana en dejar claro que no es independentista y que el 155 sólo ha sido “la gota que ha colmado el vaso”. Se va porque “el PSC ha renunciado a los valores de la socialdemocracia y la catalanidad”, dijo, también por que “las presiones en el proceso de remunicipalización del agua me han permitido ver la connivencia de mi partido con ciertos lobbies y poderes económicos”.
16 de noviembre
ALFREDO VEGA, ALCALDE
Dos semanas después del adiós de Ballart, Alfredo Vega es proclamado contra todo pronóstico alcalde de Terrassa con los votos de los cinco concejales dimisionarios, que no abandonan el Ayuntamiento hasta finales de noviembre. Los socialistas acaban conservando el gobierno por los pelos.
45 minutos exactos antes del pleno de investidura fracasan las negociaciones entre PDeCAT, TeC, ERC-MES y la CUP para el cambio. Ante el estupor de todos, especialmente de ERC-MES, la historia se repite. El cambio ya fracasó tras las municipales de 2015.
Aunque suman, en la oposición los número al final no salen. Los comunes quieren los votos del PDeCAT, pero no aceptan compartir gobierno con los soberanistas, que no están dispuestos a aceptar esas condiciones.
Ajeno al fracaso de las negociaciones, el socialista Alfredo Vega llega a las puertas del pleno convencido de que el PSC se va a la oposición y con tres discursos, por si acaso. Ya en la tribuna, pronuncia una frase que impacta mucho más allá del PSC: “Todos podíamos haberlo hecho mejor”.