La metió en una bañera de agua hirviendo y le quemó las piernas. No fue aquella inmersión una imprudencia, un error de grave desenlace, un accidente doméstico. No, aquello fue intencionado. Él, un hombre, estaba al cargo de la chiquilla junto con su pareja, familiar de la niña, cuando aquella tarde de agosto llenó la bañera de agua hirviendo y metió a la niña. El acusado lo ha admitido y ha llegado a un acuerdo con la Fiscalía: dos años de prisión y 50.000 euros de indemnización. La niña tenía 4 años cuando aquel hombre le quemó las piernas. Tiene secuelas: no puede flexionar del todo sus pies y presenta cicatrices en las extremidades inferiores.
La pequeña pasó treinta días en una UCI y los médicos debieron intervenirla con injertos de su propia piel para subsanar algo aquel desastre, aquellas lesiones quemantes de las que la niña quedó estabilizada al cabo de 375 días, después de tratamientos intensivos, con antibióticos y curas periódicas que requerían sedación. El daño no fue sólo físico, pues la criatura padeció un trastorno por estrés postraumático y necesitó ayuda psiquiátrica.
Día 19 de agosto del 2013, tres de la tarde. No ha trascendido por qué aquel hombre, de origen mexicano, vecino de Terrassa, metió en agua hirviente a aquella pequeña de 4 años a la que debía cuidar junto con su pareja, familiar de la menor, en la vivienda en la que residían los tres, un piso de Terrassa Llenó la bañera, cogió a la chiquilla y la introdujo en el cubículo. En realidad, según la fiscal, lo que movió al agresor a hacer lo que hizo fue el ánimo de causar daño a la niña, técnicamente el ánimo "de menoscabar su integridad física". La quemó porque quería quemarla. Lo ha admitido él mismo al reconocer los hechos en los términos redactados por el Ministerio Fiscal.
La menor padeció "quemaduras tipo escaldadura" de segundo y tercer grado en el 18 por ciento de su superficie corporal, según el informe forense. El agua le quemó los pies y las piernas por debajo de las rodillas, pues la inmersión no fue total. Las heridas por quemazón estaban muy delimitadas, sin salpicaduras. El acusado mismo llamó a los servicios de emergencias aquella tarde. La víctima quedó ingresada en el hospital Vall d’Hebron. El 6 de septiembre la intervinieron cirujanos plásticos para desbridar las quemaduras con autoinjertos. Estuvo treinta días en la UCI, pues su estado requería tratamiento médico intensivo. De los 375 días que transcurrieron hasta la estabilización de sus lesiones, 182 fueron impeditivos: la menor no pudo hacer nada que no fuese estar bajo control médico diario.
No puede flexionar los pies por entero. Esa posibilidad se le ha visto reducida en un 15 por ciento en el pie derecho y un 10 por ciento en el izquierdo, debido a la tirantez provocada por las cicatrices retráctiles. Tiene más cicatrices en piernas y pies y el cuarto dedo del pie izquierdo no puede retraerlo por completo: necesitará cirugía reparadora cuando crezca.
El acusado ha firmado un acuerdo con la Fiscalía: dos años de prisión por un delito de lesiones con deformidad, una orden de prohibición de acercamiento a la menor (a menos de mil metros) durante cinco años y una indemnización de 50.000 euros, de los que 15.000 ya los consignó. El Ministerio Público ha estimado dos circunstancias atenuantes: la de reparación del daño y la de dilaciones indebidas, por las paralizaciones experimentadas por el proceso.
La sección 22 de la Audiencia Provincial de Barcelona ha señalado el juicio para el próximo jueves. Todo apunta a que la vista será breve y durará lo que dure la declaración del procesado diciendo "sí" a la conformidad.