Terrassa

Mabel Lozano hace del cine una arma contra la trata de mujeres

Irina, una chica rusa y pobre, tenía 19 años cuando se enamoró, de un chico que le dijo que trabajando en la hostelería en España podía ganar setecientos dólares, suficientes para vivir, ahorrar y ayudar a su familia. Y se vinieron los dos. "Cuando llegaron a Madrid, fueron a un lugar de las afueras, y vió como a su ‘novio’ le daban un sobre con tres mil euros. La habían vendido, como un zapato, como una cosa". Y lo siguiente que Mabel Lozano explicó de Irina puede suponerse. "Le dijeron ‘ahora eres de nuestra propiedad’. Su vida ya no le pertenecía. Estaba obligada a vivir donde le dijeron y a prostituirse, y cuando no quería la pegaban o la dejaban sin comer". En cinco meses, unos ochocientos hombres pagaron por los servicios sexuales de Irina a sus amos, hasta que logró escapar de ellos tirándose desde un tercer piso.

Mabel Lozano, que fue modelo, actriz y presentadora de televisión, es ahora una realizadora de cine social, y, desde que conoció a Irina, en 2005 , una activista contra la trata de mujeres. Por eso explicó la historia de Irina, en la presentación de su documental "Chicas nuevas 24 horas", el lunes en el Cinema Catalunya, en una sesión con coloquio posterior organizada por el Casal de la Dona y el Moviment Democràtic de Dones (MDD), con la concejalía de Políticas de Género.

Era un acto para el alumnado de ciclos formativos, y lleno de chicos y chicas de la misma franja de edad que Irina cuando fue esclavizada. "¿Qué queréis a los 19 años?", preguntó Lozano. "Pues ser felices, cada una a su modo. La única diferencia entre Irina y vosotros es el lugar donde habéis nacido."

Fue en un acto del Día contra la Violencia Machista donde la realizadora conoció a Irina, y ésta le explicó "que había sido captada en su país y vendida en el nuestro para sexo de pago" , le habló de la trata de mujeres y, para su absoluto asombro, le descubrió que en el siglo XXI, "en España, había mujeres convertidas en esclavas sexuales".

"Nadie lo quería saber"
Nadie hablaba entonces"de este no problema, sino delito" que es la trata, que no fue tipificado en el Código Penal hasta 2010. Lozano quizo hacerlo y rodó su primer trabajo sobre el tema, el documental "Voces (contra la trata de mujeres)", estrenado en 2007, "que nadie quiso ver. Nadie quería saber lo que había detras de esa prostitución que nos parece tan normal, esto es, mujeres que estaban sufriendo la esclavitud extrema. Era un delito muy incipiente. El lugar donde fue esclavizada Irina nunca se cerró".

Pero Lozano ha seguido con el tema. En "Chicas nuevas 24 horas" (2015) -el título procede de un anuncio de la sección de contactos de un periódico-, "quise mostrar en toda su desnudez el viaje desde los países de captación hasta los de explotación". Hace visibles así las rutas que llevan de Rumania, Paraguay, Bolivia o Colombia ("las colombianas fueron las primeras mujeres que los dueños de clubs españoles trajeron para explotar") hasta los miles de burdeles y clubs de carretera que existen en el Estado español y cómo las estructuras delictivas burlan los obstáculos legales. La trata de niñas y mujeres es un negocio que mueve cada año unos 32 mil millones de dólares, el el tercero mayor del mundo después de las armas y las drogas.

De "gran realizadora, y gran mujer feminista", calificó Carme Freixa, del MDD, a Lozano, "que lleva muchos años luchando contra una problemática que conculca todos los derechos humanos".

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