La trayectoria de Manu Guix como cantautor se ha visto "ensombrecida", en el buen sentido, por sus trabajos en paralelo para el mundo del teatro y de la televisión. Ha sido una de las almas en las dos últimas ediciones del concurso televisivo "Operación Triunfo", se ha hecho cargo de la composición y dirección del aplaudido musical "El petit Príncep" (que llegó al Centre Cultral la temporada pasada), y ha puesto en marcha su propio estudio, Medusa.
Poco tiempo le queda para la creatividad en solitario, pero aún así, el artista ha sido capaz de romper cinco años de silencio discográfico con "Després de tot", el disco que le llevó el viernes al escenario del Centre Cultural.
La sala se llenó de público, pero no de un público al cien por cien fan del espacio televisivo que está estos días entre los líderes de audiencia, sino fans de la propia propuesta de un artista que se caracteriza, en primer lugar, por su solvencia interpretativa.
Pop melódico
Guix opta en este trabajo por los ritmos soul, lo que le otorga un carácter bailable a sus piezas, en general barnizadas por el pop melódico. Para ello se rodea de una banda de directo en la que no faltan los vientos, y la complicidad de músicos muy solventes para recrear, con buenas interpretaciones, el universo musical de Manu Guix.
El concierto se inició con la pieza que da título al disco, con Manu Guix ante su teclado y en clave muy íntima. La voz potente y la soltura del artista ante el teclado quedó patente ya desde el primer momento, a lo que luego le dio empuje una banda entregada con la que interpretó temas en los que bascula entre la vida íntima y algunos posicimientos sociales.
Un ejemplo de esto último es el tema "Se sent sola", con el que se muestra radicalmente contrario a la campaña transfóbica de la fundación Hazte Oír, defendiendo el derecho a ser amados de quienes nacen con una identidad biológca distinta a su identidad de género.
En el plano más personal, destaca la canción que le dedica a su mujer Marta, "Et compro", y en el "opinativo", una pieza como "Una paraula" (sobre la dificultat de decir perdón) que dio para un rato de casi "a cappella", con Manu Guix cantando sin micro y acompañándose de su teclado.
En general, la propuesta de Manu Guix revela a un autor con "voz propia", tal como se le ha bautizado al ciclo del Centre Cultural, aunque también es cierto que en su música hay escaso riesgo; sus canciones siguen estructuras que ya conocemos, casi siempre podemos intuir hacia dónde irá su canción.
Ese poder que nos otorga de anticipación lo suple con indudable entrega, con interpretaciones más que correctas, con energía y entusiasmo. Eso es lo que más recibe su público y eso es lo que le devuelve; ovaciones entusiastas, entregadas, pleitesía sincera. Manu Guix se fue seguramente del escenario con la sensación, certera, del trabajo bien hecho.