La programación circense fue, durante algunas temporadas, uno de los puntos fuertes de la programación del Centre Cultural. Con el tiempo, esta programación orientada a público familiar ha ido incorporando propuestas de otras disciplinas, y los programadores de este equipamiento han acabado decantándose por los musicales, con el fin de abarcar franjas más amplias de público.
El circo ha acabado relegado a un segundo plano, pero se mantienen dentro de la programación dos propuestas especialmente atractivas para la audiencia: el aterrizaje en este escenario del Gran Premio BBVA Zirkòlika de circo (patrocinado por la Fundació Antigues Caixes Catalanes y BBVA CX) y el Circ de l’Any, organizado por la asociación Tub d’Assaig.
El domingo el público de Terrassa tuvo la ocasión de disfrutar de la compañía galardonada por el Zirkòlika, Solfasirc, con un espectáculo que en su día se reconoció por "la incansable investigación y la búsqueda de un lenguaje que fusiona de manera sorprendente los malabares con la música."
Dos personajes y una escenografía absolutamente original coinciden en esta puesta en escena que contiene elementos insólitos. El "movimiento pendular" y la "rítmica geométrica para transformar los malabares en música", tal como se anticipa en la presentación del espectáculo, son dos de los puntos de partida de esta propuesta; sólo viendo el resultado se puede hacer el espectador una idea del profundo trabajo de investigación que hay detrás.
Por lo visto la compañía ha incluido un estudio matemático y físico a la hora de crear "Dékoncert", pero nada de eso da una idea de la fluidez, de la poesía o de la sorpresa que afloran en este espectáculo.
Música y cuerda floja
Varios instrumentos que ya conocemos (un contrabajo eléctrico, la guitarra y el violín), junto con otros creados especialmente para la ocasión -como el botellófono o unas tablas de pecusión amplificadas que dieron mucho juego con las bolas de malabares- ayudaron a fundir música y disciplinas circenses. Entre los momentos más memorables estuvieron los paseos sobre la cuerda floja de Biel Rosselló, con su contrabajo (que también utilizó en algún equilibrio), el baile de unas telas siguiendo el movimiento del péndulo o la interpretación de música con el botellófono. Aunque, sin duda, la aportación más original y espectacular de esta compañía son sus pelotas de rebote musicales, en las que al mismo tiempo se muestra la imaginación y la pericia. También resulta asombroso que esos dos talentos encima del escenario aúnen al mismo tiempo el control de tantas artes.
El espectáculo, de gran nivel, cuesta algo más de entender a los más pequeños; no en vano está más bien orientado a los mayores y a los adultos. Así se constató durante la función.
Con todo, "Dékoncert" ha sido un lujo para los sentidos y para constatar el gran estado de salud del circo contemporáneo.