Si, en argot "valdaniano", las posibilidades de que toque la lotería a lo grande, lo grande, respondiesen a un estado de ánimo, Terrassa estaba preparada para el esplendor de la victoria en el Gordo de Navidad. Se suceden las señales de bienaventuranza. El jueves, dos administraciones repartieron premios suculentos. Una, en la Rambla d’Ègara, selló un boleto de La Primitiva: 1.561.200 euros. Otra, en Sant Pere Nord, vendió dos series del primer premio de la Lotería Nacional: 600.000 euros en total.
A media tarde aún no se sabía nada, al menos en la administración, del agraciado con el súperpremio de la Lotería Primitiva del jueves. Uno boleto de la primera categoría había sido validado allí, en el número 47 de la Rambla d’Ègara. Primera categoría: seis aciertos.
Quién sabe, a lo mejor el afortunada desconocía su suerte. O acaso no quiso dar señales de vida en el lugar donde validó su encuentro con el azar que le guiñó el ojo, y de qué manera. En el sorteo del jueves no hubo ganador en la categoría especial, la suprema, de seis más el reintegro. Y sólo hubo uno en la siguiente, la de primera categoría, la de seis números.
Y esa papeleta se tramitó en Terrassa: 1.561.200,84 euros del ala. De segunda categoría (cinco más complementario) se sellaron siete boletos en toda España, a 33.454 euros de premio cada uno. La combinación premiada fue la correspondiente a los siguientes números: 13, 19, 12, 31, 7 y 42. El complementario, el 11. El reintegro, el 8.
Alborozo en Sant Pere Nord
El primer premio de la Lotería Nacional del jueves recayó en el 29492. Dos series, veinte décimos, se vendieron en la administración 24, en la Rambla de Francesc Macià, que ya había dado dos primeros de la Lotería Nacional este año.
Casi la mitad de los tocados por la suerte lotera en esa administración de Sant Pere Nord acudieron al establecimiento ayer por la mañana. Menudo revuelo de alborozo se armó. Otros llamaron por teléfono al saber de la buena nueva. Los responsables del punto de venta no podían, ni querían, esconder su satisfacción, sobre todo "por lo repartido del premio". Veinte décimos, veinte personas, veinte familias. Una clienta "de las de toda la vida" fue una de las agraciadas. "Lloraba y nos ha hecho llorar", dijo una trabajadora. Le hacía mucha, muchísima falta el dinero.