Terrassa

“Àngels a Amèrica’ es una mirada crítica al poder y su política social”

El actor Pere Arquillué estrena “Àngels a Amèrica”, la obra magistral de Tony Kushner, en la que hace un retrato de la sociedad americana cuando triunfa el neoliberalismo y estalla la epidema del Sida. Arquillué se sube de nuevo a este montaje (participó en el estreno del TNC con Flotats) que ahora presenta el Teatre Lliure de la mano de David Selvas en la dirección y de actores también de mucho peso como Vicky Peña y Oscar Rabadán. El actor está satisfecho por recuperar un texto contemporáneo tan potente y porque se podrá ver las dos partes.

“Àngels a Amèrica” se estrenó en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) en 1996. Usted ya participó en ese montaje que tuvo una gran acogida. Y ahora vuelve al Lliure.
En primer lugar reparar un agravio histórico. En aquel momento ya estaba previsto estrenar las dos partes de esta gran obra, que son “S’acosta el Mil.leni” y “Perestroika”, pero la segunda no se pudo llevar a cabo porque Flotats dejó la dirección del TNC. Es un proyecto que tiene sentido si se hace completo y ahora con David Selvas en la dirección y el Teatre Lliure ha sido posible. Así que el público podrá disfrutar de las dos obras.

Han pasado más de veinte años. ¿Sigue de actualidad?
Ya lo creo. Es una pieza de rabiosa actualidad porque es una mirada crítica a los gobiernos y a la política que hacen y en este momento tiene mucho sentido. Este texto está considerado como la catedral del teatro moderno y contemporáneo. No es casualidad que se esté representando ahora en Australia, Estados Unidos, Londres, con mucho éxito. “Àngels a Amèrica” sigue vigente porque es una pieza, que tomando como excusa lo que pasó con el Sida en Estados Unidos, en la época de Reagan, aborda muchísimos temas sociales y apela a reaccionar frente a los cambios. Es un texto que habla del poder, de la enfermedad, de la valentía, de la libertad, de la homosexualidad, de la injustica; es muy potente.

¿Repite en el personaje?
No, no. En la obra de Flotats era más joven y hacía el papel de Louis Ironson, un judío homosexualidad que era el amante de Prior Walter, cuyo papel recaía en Ramon Madaula. Ahora interpreto uno de los personajes centrales, que es Roy M. Cohn, un abogado despreciable, sin escrúpulos. Tiene una mirada muy particular sobre el mundo. Es un personaje real porque fue un preceptor de Donald Trump. ¡Así nos va! Fue conocido como el brazo derecho del senador Joseph McCarthy. Mi personaje, Roy, nunca aceptó que era judío y homosexual. También fue diagnosticado de Sida.

¿El montaje de David Selvas para el Teatre Lliure guarda similitudes con el de Flotats para el TNC?
La obra de Tony Kushner es de 1992 por lo que ya ha pasado mucho tiempo. Selvas y yo hemos realizado una adaptación más corta. La versión con las dos partes dura cuatro horas y algo, más o menos lo que duraba la primera parte que estrenó Flotats. La escenografía también es distinta. Aquí, con Selvas, hemos buscado el juego teatral; que sea una obra muy dinámica, con ritmo.

Con todo, es un esfuerzo titánico
Sí, lo es, pero estamos acostumbrados. Hay teatros, como el Lliure, que el sábado hacen doble función. En este caso, de todos modos, es especial porque se trata de una obra con dos textos correlativos en los que se verá qué pasa con los personajes y con la epidemia desatada. Y creemos que será especial también para el público porque le condiciona venir un sábado, que es cuando hacemos las dos partes, o dos días porque la primera parte y la segunda se alternan. Pero no se la puede perder porque todo el conjunto vale mucho la pena.

Y, usted, ¿se ha adaptado bien?
Sí, ya lo creo. Mi personaje tiene muchos registros. Es generoso. Interpretar al abogado Roy es un caramelo para cualquier actor porque te permite el lucimiento en el escenario.

Ha comentado que ha participado en la adaptación de la versión teatral que se presenta en el Lliure
Y me lo he pasado muy bien. Hace un tiempo que decidí implicarme más en los proyectos y no sólo como actor. Ahora me hace ilusión ampliar el nivel de compromiso que tengo con mi profesión.

Y en ese proceso, debutó la pasada temporada en la dirección con “Audiència i Vernissage”, de Václav Havel, con los actores Joan Carreras, Rosa Gàmiz y Josep Julien.¿Satisfecho con la experiencia?
Fue muy bien, fue fantástico. Los actores y todo el equipo artístico facilitaron muchas las cosas y la aventura fue muy agradable. No había pretensiones más allá de un proyecto personal compartido con profesionales que hablan el mismo lenguaje. La crítica y el público fueron bien y tuvimos propina sin esperarla. Y quizás haya la oportunidad de rescatarla otra vez.

¿Con ganas de repetir?
Sí, pero no de inmediato. Lo haré cuando haya elegido el texto adecuado. Los actores David Selvas y Julio Manrique han hecho de la dirección su nueva profesión, prácticamente ya no hacen de actores. No es mi caso por ahora, aunque siempre hay lecturas que se merecen una puesta en escena. Estoy pensando en Shakespeare, Beckett. Me gusta el teatro que da juego, que es práctico. Pero hay que hallar el momento adecuado. Con todo, a mí me atrae más el trabajo de actor y, afortunadamente, no me falta.

¿Tiene más ofertas de teatro o de televisión y cine?
Ahora mismo tengo más propuestas de teatro porque las salas cierran las programaciones con más rapidez. En cambio, la televisión improvisa más. Así que las ofertas de teatro, si encajan, digo que sí porque me aseguran trabajo a meses vista.

¿Y después de “Àngels a Amèrica”?
Descansar un poco y retomar fuerzas para reanudar la gira de “El preu”, de Arthur Miller, con dirección de Sílvia Munt. Parecía que ya la habíamos dejado en la carpeta pero han salido cuarenta funciones. Está muy bien que el montaje haya despertado más interés. Y a continuación, llega el Grec.

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