Maña no le faltaba. No era un ladrón de los de acciones expeditivas y trazo bruto. Al menos, la especialidad mostrada en sus dos últimos golpes alude a la pericia y la paciencia. Pero los mossos lo han pillado. Lo detuvieron el lunes pasado. Al día siguiente ingresó en prisión, acusado de dos robos en sendos comercios de Terrassa perpetrados en agosto y septiembre, respectivamente. El sospechoso entraba en despachos interiores abriéndolos con llave y se hacía con dinero.
El detenido, de origen rumano, tiene 33 años y es vecino de Terrassa. Agentes de los Mossos d’Esquadra le seguían la pista desde que, tirando del hilo de las investigaciones, dieron con él como principal sospechoso. Ya aparecía en los ficheros policiales. No en vano, tenía ya unos treinta antecedentes por delitos contra el patrimonio.
Se le atribuye la presunta autoría de dos robos. El primero fue perpetrado el miércoles 1 de agosto en un supermercado de productos cárnicos de la calle de Girona, en Sant Pere Nord. A las 11.30 de la mañana, un cliente advirtió a las empleadas de que un joven había salido del despacho. Cruzó la tienda y se marchó. Una empleada corrió hacia la puerta y miró los alrededores, pero el ladrón ya se había esfumado. Poco después se confirmó el robo: el ladrón había accedido, en efecto, al despacho del comercio después de hacerse con las llaves en otra dependencia.
Dejó las llaves allí mismo antes de largarse con el dinero. Según testigos, el intruso era de baja estatura y vestía pantalón corto y camiseta de color granate.
Los mossos del Àrea Bàsica Policial de Terrassa activaron las investigaciones para identificar al delincuente. No incoaron las diligencias por un delito de hurto, como si el ladrón se hubiese embolsado productos o dinero de la caja registradora en un descuido, sino por robo con fuerza, por la sustracción y uso de llaves para abrir una puerta y lograr su objetivo.
Andaban los investigadores en su empeño cuando llegó la denuncia de un segundo robo, muy similar al primero, cometido el 27 de septiembre en una librería de la calle Cremat, en el Centre. El modo de operar del ratero era análogo: entraba como cliente en horario abierto al público, disimulaba, vigilaba, tanteaba el terreno y, llegado el momento adecuado, actuaba. En este segundo caso también entró con llave en una suerte de despacho privado del establecimiento y sustrajo dinero. Una acción limpia que implicaba alto grado de habilidad.
Los policías concluyeron que el mismo tipo estaba detrás de ambos robos con fuerza, de un botín, se estima, superior a los 2.000 euros en total. Y el tipo en cuestión fue localizado y detenido el lunes, 22 de octubre. Tenía en su historial treinta antecedentes por delitos semejantes a los cometidos el 1 de agosto y el 27 de septiembre. El martes pasó a disposición judicial y salió del Palacio de Justicia de la Rambleta del Pare Alegre en situación de prisión preventiva.