Cuanto antes, va a llover. Tardaron en encontrarla entre el oleaje de zarzas y usaron un árbol seco como pasarela. La sacaron de allí. Dos mossos d’esquadra de Terrassa rescataron el miércoles, junto a bomberos de Matadepera, a una excursionista herida en el Parc Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. La rescatada es policía local en l’Hospitalet de Llobregat. La operación duró una hora y media.
Javi y David estaban de servicio en seguridad ciudadana el miércoles. A las cuatro de la tarde el 112 difundió la alerta: una mujer informaba de su caída por un barranco. No sabía dónde estaba, pero con su móvil mandó coordenadas de la ubicación. El dispositivo transmitía señales desde cerca de Cavall Bernat. Los dos mossos acudieron a un punto de control conjunto con tres bomberos. Triangularon datos para afinar sus pasos y dejar lo mínimo al albur. Fueron por el camino de la Font de la Tartana.
Bordearon un sendero y llegaron con los vehículos hasta donde pudieron. Un camino estrecho, un “corriol”, desembocaba en el Canal de la Dona Morta. Uniformados, con la equipación apta para seguridad ciudadana pero quizás no del todo para una expedición de montaña, se liaron la manta a la cabeza y empezaron a caminar por tramos de variada aspereza, ora un repecho, ora un zarzal, siempre un reto escarpado. Hasta que se toparon con un terreno de vía ferrata.
Gritos
“No llevábamos material. Por supuesto, no llevábamos cuerdas”, cuenta Javi, uno de los mossos. “Pero decidimos pasar”. Miraron abajo. Se abría un hueco de unos treinta metros de profundidad. Y decidieron pasar, sí. Los cinco.
Cuando creyeron hallarse cerca del lugar donde podía encontrarse la excursionista, gritaron: “¡Somos policías!”. Y oyeron gritos ahogados, aún lejanos. Era tanta la vegetación que señoreaba los parajes, que no veían a la mujer. Tomaron un camino, rasgaron sus ropas escalando por una vía angosta y la voz femenina se tornaba más audible. Parece que está allí, se dijeron.
Allí estaba. Llegó hasta ella David, el otro mosso. Había sido escalador y podía hacerlo. La vio sentada, angustiada. “Le cambió la cara al verme”, dice el mosso, que practicó a la mujer los primeros auxilios. La expedición de salvamento utilizó el tronco seco de un árbol para el trasvase de un sitio a otro, para salvar unos cinco metros de distancia entre el lugar donde se hallaba la herida hasta la zona segura. ¿Qué había abajo? No lo sabían, una fronda que quizás hubiera devenido una trampa. Ayudados de palos para que ella se agarrase, la convencieron, y ella se armó de coraje. Se puso a llover.
Resbalón
La transportaron un trecho en brazos, pero luego la mujer se animó a caminar, pese a las magulladuras que moteaban su cuerpo. “No las teníamos todas con nosotros”, confiesa David cuando recuerda la vía ferrata, la piedra mojada.
En el camino de la Font de la Tartana esperaba una ambulancia. La excursionista, de 51 años, es agente en l’Hospitalet. Había salido sola y se guio por una aplicación del móvil. Resbaló y cayó desde unos siete metros de altura. Y unos compañeros la rescataron.