Terrassa es la tercera ciudad de Catalunya en cuanto a población, y la tercera de las localidades con más de 60.000 habitantes en la proporción de reciclaje de residuos. La situación general no parece mejorar, según se infiere del informe sobre recogida selectiva neta en la provincia de Barcelona publicado por la Generalitat de Catalunya. El porcentaje en toda la demarcación aumentó un punto el año pasado, pero aún se mantiene por debajo de la media catalana.
Reciclamos poco, en general, por lo que el objetivo de la Unión Europea de que en el 2020 se recicle el 60 por ciento de las basuras se antoja más que díficil. Semeja inalcanzable, a tenor de los datos ofrecidos ayer por el Departament de Territori i Sostenibilitat.
El apartado de ciudades con más de 60.000 habitantes que más reciclan lo lidera Sant Cugat del Vallès, que con una población de 89.516 personas registró el año pasado un 37,26 por ciento de recogida selectiva. Barcelona (1.620.809 habitantes) se situó en segunda posición, con un índice del 29,88 por ciento. Terrassa (216.428 personas), tercera con el dicho 28,73 por ciento.
El cuarto lugar correspondió a Rubí (75.568 habitantes), donde la proporción bajó hasta el 27,98 por ciento. El porcentaje fue del 27,97 en El Prat, con 63.897 censados. La proporción se situó en el 26,47 por ciento en Badalona.
La Generalitat apuntó ayer que el porcentaje de recogida selectiva neta de residuos municipales fue del 28,69 por ciento, mientras que la media catalana se sitúa en el 32 por ciento. La gestión en los municipios de mayor tamaño, con más de 15.000 habitantes, "ayudaría a incrementar la media de recogida selectiva de Catalunya y la de la propia demarcación", destacó el Departament de Territori.
El Vallès Occidental es la comarca que genera menos residuos per cápita, con 410,24 kilos por habitante y año. La que más genera, con 602 kilos, es el Garraf, precisamente la comarca con el índice de reciclaje más bajo, del 25,40 por ciento. El municipio barcelonés que más recicla es Sant Esteve de Palautordera, con un índice del 79,60 por ciento.
El coste
Lo que no se separa en origen va a parar al vertedero o las incineradoras, y eso tiene un coste para los municipios. Y la actuación política tiende a encarecer el canon que pagan los ayuntamientos por tonelada de fracción resto. Josep Maria Tost, director de la Agència Catalana de Residus, lo dejó ayer claro: la nueva ley de residuos continuará con la política de incremento de esas tasas. "Se producirá un incremento especial para los ayuntamientos que no cumplan con los índices de recogida selectiva, ya que se independizará la tasa del recibo de la basura, que actualmente está incluida en otros recibos, como el IBI". El motivo aducido: "Los ciudadanos deben saber lo que pagan de recibo de la basura, y así se podrá establecer una tasa justa para premiar a quien recicla y penalizar a quien no lo hace".
No todo son malas noticias. La recogida selectiva en Catalunya ha aumentado un 7 por ciento interanual, según los datos de la Generalitat de Catalunya: pasó del 33 por ciento al 40.
El incremento fue el más alto de los últimos cinco años, y el departamento autonómico lo atribuye a una mayor concienciación ciudadana, al incremento de las ayudas de la agencia a entes locales para el fomento de la separación de los residuos municipales, a la implantación de sistemas de recogida más eficientes y la subida del canon: actualmente es de 35,6 euros por tonelada, mientras que el año pasado la cantidad era de 30 euros.
