Terrassa volvió a ser una de las localidades catalanas más afectadas por un temporal. El que azotó a buena parte de la península entre la noche del domingo y la mañana de ayer dejó en Terrassa un reguero de daños y horas de agitada actividad de los servicios de emergencias. Nuestra ciudad fue la tercera de la comunidad autónoma, luego de Tarragona y Barcelona, en número de avisos al 112. Según los datos de Mina, en Terrassa se recogieron casi 63 litros de agua por metro cuadrado.
Hasta las ocho de la mañana, el sistema de emergencias 112 registró 1.276 alertas, doscientas de ellas del Tarragonès y 125 del Vallès Occidental. De la ciudad de Tarragona procedían 128. De Barcelona, 77 y de Terrassa, 44.
El alcalde, Alfredo Vega, activó en fase de alerta el Plan de Emergencia Municipal a la 1.50 de la madrugada "para reducir los posibles riesgos en la población por chubascos y tempestades y rachas fuertes de viento", según indicó el Ayuntamiento. Ya se habían sucedido las incidencias, pero la mayor parte de requerimientos a los servicios de emergencias se registraron entre las dos y las tres de la madrugada, con tramos de vía pública anegados e impracticables, con tapas de alcantarillado brincando, con árboles desplomados y tejadillos que salían volando. Protección Civil, la Policía Municipal y el departamento de Gestión del Espacio Público se empleaban a fondo.
Los efectos del temporal se podían apreciar ayer por la tarde en muchos puntos de la ciudad. Los bomberos seguían recibiendo avisos de vestigios de los estragos. Hasta el mediodía, y desde las 10.15 de la noche del domingo, Bombers de la Generalitat recibió unas cuarenta alertas. Muchas, sobre todo las referidas a filtraciones en viviendas, no las pudo atender por tener que dedicarse a lo más urgente.
La racha de viento más fuerte se registró a la 1.20 de la madrugada, a tenor de lo detectado por la estación meteorológica de Mina: en ese minuto el vendaval alcanzó los 80 kilómetros por hora.
En el sector de Can Boada del Pi un árbol cayó sobre cuatro vehículos. Otro dañó dos coches en la calle de Miquel Vives. A la una de la madrugada había automóviles atrapados por el agua en el cruce de la avenida de Madrid con la carretera de Montcada.
El techo de una gasolinera
Se rompían bajantes en edificios, una antena parabólica salía despedida en Can Boada, en el Pla del Bon Aire un piso se inundaba. Otro, en la calle del Renaixement. Una farola cayó al suelo en la calle de Sant Crispí. Un árbol se derrumbó sobre la valla de una empresa en la avenida del Vallès. Cortó el tráfico en la calle del Jiloca. El viento tumbó las vallas de un instituto en la calle de Pablo Iglesias.
Había que limpiar la carretera BV-1248, llena de piedras y barro. En Can Parellada un árbol derribado se apoyaba en una farola. Los bomberos sanearon parte del techo de una gasolinera en la carretera de Montcada; el resto se lo había llevado el temporal.