La Associació “El llibre de la vida” recordó la riada del año 1962, una de la jornadas más fatídicas de la historia de Terrassa. El día en que la ciudad pareció desaparecer bajo el agua.
El 24 de septiembre, y en el el Festival de la Canción Mediterránea, se anunciaba la victoria de “Nubes de colores”, interpretada por Josep Guardiola y Monna Bell. Sin embargo, en medio de un escándalo debido a un evidente tongo en el recuento de votos, que el público se encaregó de denunciar, se decretó que todos los participantes, diez en total, fueran ganadores. Un día después, lo más parecido a un diluvio, arrasó buena parte de Terrassa provocando una de las mayores catástrofes que ha vivido esta ciudad en toda su historia.
Marcela Macías, testigo de todo lo que aconteció en ese fatídico 25 de septiembre de 1962, recuerda que, por la mañana, la gente bromeaba con la canción que fue ganadora por unos instantes en ese festival celebrado en Montjuïc. “En la “plaza” la gente comentaba bromeando, ayer muchas nubes de colores y mira hoy el tiempo que hace”, explica. Llovía algo, sí, pero nadie podía presagiar lo que ocurriría después por la noche. Del tono jocoso recordando la canción, se pasaría a una noche muy negra. “En una noche, nuestra familia lo perdió todo”, afirma Macías, que considera que fue un milagro que ella misma salvara la vida.
“Hay gente que no cree en estas cosas pero lo mío, para mi fue un milagro. Fui ese día a Barcelona, y al llegar, como llovía aompañé a una señora que trabajaba en casa”, explica. Al volver a su casa (vivía en la calle Volta), el 600 que conducía se paró. y no había forma de que funcionara otra vez. Pero volvió a hacerlo para pararse de nuevo cerca de su casa. Con su marido ataron el coche, para evitar que el agua se lo llevara. A los pocos minutos, llegó el grueso de la riada que se llevó todo lo que tenía por delante, coche incluido. Un milagro.
Diferentes anécdotas
Estas anécdotas y otras se pudieron escuchar en el acto “Records de la Riuada del 62” que organizó la Associación “El Llibre de la Vida” en el Casal de la Gent Grant de Les Arenes. Santi Rius, secretario de la asociación?, ayudado por imágenes de la época y otros recuerdos, repasó las horas previas al desastre, su momento más álgido, y el desenlace final. Curiosamente, explicó Rius, el diario local de entonces, “Terrassa Información”, pedía en su edición del 15 de septiembre que lloviera de una vez, ya que “el verano había sido muy seco”.
El día fatídico, el 25 de septiembre, los diarios no alertaban de la posibilidad de tormentas o algún peligro inminente. La realidad fue muy distinta y ese día se registraron lluvias de más de 240 litros por metro cuadrado. Otro testigo, Artur Travesa, apuntó que Les Fonts, proporcionalmente, fue la zona más afectada y lamenta que, a la vez, fue “la zona menos ayudada”. “Entonces, en Les Fonts vivíamos unas 2.000 personas y hubo más de cien muertos”, comentó.
La primera ayuda que recibió Les Fonts, ironías de la vida, fue “un camión de agua potable fría”, explica Travesa, que también recordó que “el rector no quería abrir la iglesia para acoger a la gente y lo tuve que convencer”. Albert Roma, nacido en 1932 y actualmente residente en Rubí, explicó sus vivencias y expuso las razones que considera que provocaron el desastre. Las obras de la RENFE y de otras muchas construcciones aprovechaban la arena de la riera, lo que debilitó esa zona que, cuando llegó la tromba de agua, se desmoronó. Además, rememoró Roma, el puente por el que circulaba el tren hizo de tapón hasta que todo saltó por los aires, formando un látigo de agua que nada ni nadie pudo detener.