Terrassa

La comarca: entre la simbología y la gesticulación

El lunes se cumple un año de la celebración del referéndum independentista del 1-O, una cita que marcó un antes y un después en el conflicto catalán. 365 días después, si hay algo que nadie discute es que las posturas se han radicalizado, en un bando y en otro, y el diálogo al que tanto se apela desde ambas partes es inexistente. En este último año, en las poblaciones del área de influencia de Terrassa también se ha dejado notar la estela del 1-O y se han producido movimientos a favor y en contra de la independencia, tanto en el ámbito político como en la calle, con más intensidad que antes de la consulta.

La simbología ha sido una constante a lo largo de ese último año, tanto la de tipo institucional -con pancartas reivindicativas en los ayuntamientos (entre ellas la famosa “Llibertat presos polítics”) o la retirada de banderas españolas de sus fachadas- como la civil -lazos amarillos desde un bando, pintadas españolistas desde el otro…-.
En el terreno estrictamente político también se han producido pronunciamientos relevantes, sobre todo a través de mociones en los plenos municipales, que los ayuntamientos gobernados por partidos independentistas (que son mayoría en las poblaciones del área de influencia de Terrassa) han utilizado para vehicular sus reivindicaciones soberanistas.

De entrada, el 1-O rompió algunos pactos de gobierno. En Sant Cugat, el PSC salió del equipo de gobierno del PDeCAT; en Vacarisses, los socialistas también abandonaron el ejecutivo liderado por ERC y en Ullastrell, la entonces única concejal socialista del plenario se dio de baja del partido a raíz de la aplicación del 155, y en las próximas municipales concurrirá bajo la candidatura de Esquerra. Estos movimientos evidencian la reflexión hecha al inicio del artículo: la convulsa situación política ha obligado a todos los partidos a posicionarse con más claridad y sin ambages, a radicalizar sus mensajes.

Ejemplos sobre el uso de la simbología -tanto institucional como de la sociedad civil- en un conflicto que en el último año ha ido a más los hay a montones. Y decimos “a más” porque durante este tiempo se ha encarcelado a políticos independentistas, otros han huido al extranjero y se ha aplicado en Catalunya el 155, despojándola por un tiempo de su autogobierno. En torno a estas cuestiones, los políticos y la calle han reaccionado haciéndose oír en el espacio público.

Soto del Real
En Ullastrell, por ejemplo, el ejecutivo de ERC, que gobierna con mayoría, colocó en la entrada del municipio poco después del 1-O el rótulo “Ullastrell, municipi de la República Catalana”. El cartel tuvo poco recorrido ya que fue sustraído a los pocos días. Unos meses después, el Ayuntamiento instaló dos nuevos carteles, esta vez con el nombre de las cárceles donde estaban los políticos presos antes de ser trasladados a Catalunya, Soto del Real y Estremara, indicando también la distancia que desde Ullastrell hay entre ellos. A los pocos días de colocarse, los carteles fueron manchados con pintura azul.

En Vacarisses, defensores de la independencia colgaron una estelada gigante en el espacio natural El Cingle y al poco unos desconocidos arrojaron pintura sobre ella, dañando la zona. También poco después del 1-O aparecieron pintadas españolistas en la entrada de la Escola Font de l’Orpina con lemas del tipo “Viva España”. Y la vivienda del propio alcalde, de ERC, fue objeto también de pintadas ofensivas hacia su persona. “Incluso a la salida de un pleno, nos esperaron fuera un grupo de unas 15 personas encapuchadas para increparnos”, desvela.

Mociones
En Matadepera, por seguir con el tira y afloja en el ámbito de los símbolos, cinco días después del 1-O desaparecieron las banderas española y europea de la fachada del Ayuntamiento tras ser sustraídas de madrugada. Fueron respuestas unas semanas después. Aunque para retirada de banderas, el caso de Sant Cugat, donde primero el ejecutivo (PDeCAT) retiró la española y después el resto, de manera que la fachada del Consistorio estuvo meses sin lucir banderas. En cambio, sí que lució una pancarta gigante con el lema “Llibertat presos polítics”, que al poco fue salpicada con pintura y retirada por el Ayuntamiento.

A lo largo de este año, los consistorios con mayoría independentista también han aprobado mociones (sin valor jurídico, solo testimonial) a favor de la causa, como la que condenaba la actuación policial el 1-O y apoyaba plenamente al Govern; la petición de libertad para los políticos soberanistas encarcelados; la de rechazo a la aplicación del 155 o, más recientemente, la de defensa del referéndum del 1-O ahora que se conmemora su primer aniversario.

Y han habido más gestos desde el mundo de la política aparte de las mociones, como la de incorporar en el nomenclátor el nombre de U d’Octubre. Ese ha sido el caso de Sant Cugat, donde una plaza denominado del Rei ha pasado a llamarse U d’Octubre. El propio presidente de la Generalitat, Quim Torra, acudió a la inauguración de la nueva denominación. El acto intentó ser reventado por unos manifestantes con banderas españolas, que abuchearon a Torra.

También Matadepera ha puesto a su pabellón municipal el nombre de Primer d’Octubre. El rótulo se descubrirá el lunes, el mismo día que Castellbisbal inaugurará un elemento conmemorativo del 1-O, mientras que Ullastrell le dedicará una calle mañana y Vacarisses le destinará un espacio en breve. 

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