El dicho popular reza que "no hay mal que por bien no venga" y es uno de los más usados en el día a día. Las comunidades de los institutos Can Roca y Les Aimerigues se han acordado de la cita durante largo tiempo, hasta ayer, que por fin constataron que el nuevo edificio de secundaria era una realidad palpable.
Los alumnos y docentes de los dos centros volvieron ayer a clase con una novedad doble. Estrenaron curso académico y también edificio. El INS Can Roca arrancó su actividad en la calle de Fàtima después de seis años de provisionalidad en barracones en la avenida de Béjar, mientras que el INS les Aimerigues hizo lo mismo en la calle de Pablo Iglesias tras siete años de permanecer en la antigua Escola Germans de La Maurina.
El primer día de clase en las nuevas sedes empezó con más fluidez en Can Roca que en Les Aimerigues porque en este último aún quedan muchos detalles de obra por terminar. Los dos edificios situados en Can Roca y Roc Blanc tienen rasgos comunes. Los complejos están distribuidos en planta baja y dos pisos y cuentan con pista polideportiva que a la vez hace de patio. Disponen de laboratorios, talleres, aula de música, biblioteca, sala polivalente y sala de actos-gimnasio. Además, son los primeros edificios educativos de secundaria que incorporan medidas para la sostenibilidad (regulación de temperatura y de la luz) y funcionan con calderas de biomasa.
Las obras de los nuevos institutos comenzaron a principios de 2017 y han durado un año y medio pero no han finalizado al mismo ritmo. En Can Roca quedan algunas cosas pero no interfieren en la actividad, contó el director Albert Higuero. En cambio, en Les Aimerigues llevan algo más de retraso a pesar de que los operarios han trabajado y trabajan a buen ritmo. En este último todavía tienen espacios por acondicionar, como la biblioteca, y material por instalar, como los proyectores en las aulas, explicó el director Joan Martínez.
Los dos directores se incorporaron a sus centros a finales de agosto y el día 3 de septiembre lo hicieron los docentes. Para todos ellos ha sido un comienzo de curso con estrés pero también con el aliciente de estrenar casa. "Han sido seis años en barracones -dice Hidalgo, del Can Roca, por lo que la primera promoción ya no ha tenido tiempo de ver el nuevo edificio. El espacio en módulos era confortable pero no adecuado. No hay comparación. El nuevo edificio está ideado para la actividad y, por tanto, goza de todas las ventajas para trabajar con comodidad", añade el director de Can Roca. "Hemos dejado la vieja casa para irnos a palacio. Cuando todo esté listo, será fantástico. El estrés generado a final del curso y sobre todo estas primeras semanas de septiembre habrá compensado", expresó Martínez. "En la Escola Germans Amat estuvimos siete años -nuestros primeros alumnos ya están en segundo de carrera- y nos fuimos adaptando lo mejor que pudimos. El edificio de la escuela de primaria era precario. La inversión que se ha hecho aquí y en Can Roca es extraordinaria", subraya el director de Les Aimerigues.
A pleno rendimiento
Los dos institutos han abierto puertas con todo el centro al cien por cien, puesto que ya contaban con promociones de todos los cursos. Can Roca acoge 609 alumnos y 49 profesores, mientras que Les Aimerigues cuenta con 500 alumnos y cincuenta profesores. El INS Can Roca se define como un centro que apuesta por la "innovación y las nuevas tecnologías". En este sentido, el director Albert Higuero subraya el trabajo por ámbitos y el fomento de la expresión oral y escrita, y la lectura, además del idioma, del inglés. Por su parte, el INS Les Aimerigues se describe "inquieto". Al respecto, el director Joan Martínez, subraya del proyecto el trabajo transversal como la impartición de las materias de tecnología y matemáticas, y la de ciencias e inglés. El director explica el interés por probar experiencias nuevas y adelanta que este curso estrenarán el proyecto codocencia; es decir dos profesores en el aula. Lo aplicarán en las competencias básicas, como catalán, castellano y matemáticas y en algunos cursos de ESO.