Hubo pocos obstáculos con los que no se diera aquel coche que se enmarañó en una alocada fuga el domingo de madrugada. Con unidades de la Policía Municipal detrás, se estrelló contra una señal, un par de aceras y una valla, hasta que los daños lo inmovilizaron. El conductor iba ebrio y se negó a completar las pruebas de alcoholemia. La policía lo detuvo: a él y a su acompañante. En el coche había once papelinas de cocaína.
A eso de las cuatro de la madrugada, una dotación de la Policía Municipal que patrullaba por el barrio de Ègara se cruzó en el paseo del Vint-i-dos de Juliol con un vehículo que despertó las sospechas de los guardias. El turismo se dio a la fuga a gran velocidad, rebasando semáforos en rojo, desobedeciendo señales.
Llegaron el coche y los agentes perseguidores a la confluencia del paseo con la carretera de Castellar. Giró el vehículo y se salió de la vía. Subió a la acera y se empotró con una valla, pero porfió en su escapada. Y subió a la mediana y se llevó por delante una señal de tráfico. Bajó a la calzada pero invadió otra acera y ahí acabó todo. El coche ya no daba más de sí.
Dentro iban dos personas, el conductor y un acompañante. Ambos acabaron en los calabozos. Los policías apreciaron en el conductor signos de embriaguez que el test de alcoholemia, el de orientación, confirmó: el resultado fue de 0,71 miligramos. No hubo posibilidad de corroborarlo con las pruebas de precisión, pues el implicado se negó a seguir soplando, según la policía. Y esa negativa es constitutiva de delito. Los agentes registraron el automóvil y hallaron once papelinas de una sustancia blanca, se presume que cocaína. Los dos identificados fueron detenidos. Las diligencias penales incluyen delitos contra la salud pública y contra la seguridad vial, y un delito de desobediencia.
No habían transcurrido dos horas cuando agentes locales dieron con otro conductor influido por el alcohol que acaba de verse involucrado en un accidente de tráfico. La colisión había tenido lugar en la calle de Pontevedra, junto a la de La Rioja, y uno de los dos conductores implicados parecía en estado de ebriedad, según el testigo que informó a la Policía Municipal a las 6.20 de la mañana. Las pruebas de alcoholemia a las que se sometió ese conductor arrojaron resultados positivos y constitutivos de delito contra la seguridad del tráfico: la tasa de la primera fue de 0,77 miligramos; los dos tests de precisión dieron niveles de 0,76 y 0,73.
Un motorista
Similar tasa se detectó en las pruebas efectuadas a un motorista al que unos agentes pararon el domingo por la noche en la carretera de Montcada.
Lo interceptaron porque el ciclomotor circulaba de manera errática. En su caso, sin embargo, los resultados de los tests no propiciaron la apertura de dligencias penales, sino la tramitación de una denuncia administrativa. El primer test dio una tasa de 0,76, pero los de precisión arrojaron sendos niveles de 0,64 y 0,65 miligramos.