Terrassa

“Sin Humo” ayuda a un 40% de los egarenses que lo secundan Los cigarrillos eléctricos son de alto riesgo

l Programa de Atención Primaria Sin Humo (PAPSF), que se ofrece en los Centros de Atención Primaria (CAP) y que cumple 15 años, ha ayudado a dejar de fumar a unos 750.000 catalanes. En el XI encuentro del PAPSF, los expertos pudieron actualizar conocimientos sobre el tabaco para que los CAP dispongan de más herramientas para ayudar a sus pacientes a dejar de fumar. Además, analizaron los efectos nocivos para lo que se conoce como fumadores pasivos.

El objetivo del Programa PAPSF es el de mejorar el perfil en cuanto a actitudes y comportamientos sobre el tabaquismo y, a su vez, uno de los retos es facilitar la prevalencia, tanto en profesionales como en la población en general. Este programa es una inicitiva que promueven entidades como la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CMFiC), la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria (AIFCC), y la Agència de Salut Pública de Catalunya (ASPCAT).

Durante la jornada también se trataron los efectos nocivos del humo de segunda mano o tabaquismo pasivo, es decir, el que afecta a las personas que no están fumando pero que están al lado de alguien que fuma. Sus efectos negativos sobre la salud se han estudiado con exhaustividad y se ha determinado que entre los adultos, el humo de segunda mano puede incrementar entre un 20 y un 30 porciento el riesgo de padecer cáncer de pulmones.

Por lo que respecta a los niños, y principalmente debido a su inmadurez en cuanto a las vías respiratorias, puede provocar la muerte súbita, otitis y otras enfermedades relacionadas con el aparato respiratorio como asma, neumonía o bronquitis.

También existe otra problemática, lo que los expertos denominan como humo de tercera mano, y es el que se queda impregnado en espacios cerrados en los que se ha fumado. Este, también tiene incidencias negativas para la salud, como desarrollaron los profesionales en el encuentro.

En este caso, diferentes objetos y superficies, como puedan ser un sofá, las cortinas, la moqueta y demás, se empapan de sustancias y partículas del tabaco que son contaminantes cuando se fuma en un espacio cerrado. Unas de estas sustancias, por ejemplo, se denominan nitrosaminas, y resultan de la combinación de la nicotina y del ácido nitroso, que se produce por la combustión del tabaco. Sus efectos son muy negativos para la salud.

La doctora Inmaculada Vázquez, responsable de la Unitat d’Ajuda al Fumador del CAP Sud de Terrassa, señala que las estrategias que se han ido ideando durante estos años, como no dejar fumar en el trabajo y en centros públicos, por ejemplo han provocado que “la gente cada vez esté más concienciada” de los efectos perjudicales del consumo de tabaco. Este programa, además, está colaborando para captar a más personas que quieren dejar este hábito por motivos de salud.

unas cien al año

Vázquez explica que atienden a unas 100 personas al año y, sobre el 30 y el 40 porciento, consiguen con éxito su voluntad de dejar el tabaco. “Son las cifras normales y habituales”, comenta. Sin embargo, añade, “muchas personas hacen entre 3 a 4 intentos antes de dejarlo definitivamente” y muchos “no se desaniman con estas recaídas, porque son normales, y, además, ya tienen un aprendizaje anterior que les sirve posteriormente”.

Respecto a los motivos por los cuales, hay recaídas o, simplemente, muchas personas no consiguen el objetivo de abandonar el hábito de fumar, la responsable de la Unitat d’Ajuda al Fumador del CAP Sud de Terrassa, asegura que existen diferentes motivos. “La pérdida del trabajo es una muy corriente y hay otras como las celebraciones, en las que la gente cae de nuevo”, manifiesta. Vázquez insiste en que “aunque sea paradójico, el tema económico afecta mucho psicológicamente y mucha gente vuelve a fumar” al quedarse sin trabajo o cuando llevan mucho tiempo sin conseguir uno.

E

Los expertos advierten que existe una errónea percepción respecto a los cigarrillos electrónicos, y que representan un menor riesgo para la salud. algunos estudios realiazdos en Estados Unidos revelan que sobre el 25 por ciento de las personas que deseean dejar de fumar, creen que fumar este producto implica menos reisgos para la salud que el tabaco convencional. La realidad, según estas investigaciones, es otra, y este tipo de cigarrillos son tóxicos y están diseñados para crear nuevos adictos y, además, no està demostrado científicamente que ayuden a dejar el tabaco convencional. Según los expertos, los usuario de cigarrillos electrónicos dejan menos de fumar que los fumadores de tabaco convencional e iniciarse en el hábito de consumir estos cigarrillos electrónicos multiplica por siete el riesgo de acabar consumiendo tabaco. Así, los profesionales sanitarios desaconsejan el uso de estos artilugios eléctricos. El cigarrillo electrónico se basa en una resistencia y batería para calentar y vaporizar una solución líquida, que permite al usuario tener una sensación muy parecida a la de fumar. El dispositivo contiene un cartucho que se puede recargar con el líquido. Los cigarrillos electrónicos se pueden recargar gracias a una batería adecuada para ello.

Se considera “humo de tercera mano” lo que se impregna en espacios cerrados en los que se ha fumado

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