Terrassa

Reforma urgente en las fachadas del antiguo Palacio de Justicia

Polvoriento por dentro, ruinoso por dentro y por fuera. Tal el estado de deterioro rampante del antiguo Palacio de Justicia, en la Rambla d’Ègara, que un equipo de operarios ha retirado en los últimos días elementos de la fachada para prevenir desprendimientos a la vía pública. El edificio, inaugurado como equipamiento judicial en 1984 y abandonado, sin función alguna, desde febrero del 2009, es propiedad de la Generalitat.

El mamotreto grisáceo ubicado junto al Centre Cultural languidece desde hace casi diez años, cuando la actividad judicial se trasladó al nuevo Palacio de Justicia levantado en la Rambleta del Pare Alegre, a poco de la autopista. Y desde entonces no había manera de meterle mano, de adecentarlo y, sobre todo, de conseguirle una función, de llenarlo de algo más que la degradación en que anda sumido y a la que ya parecen haberse acostumbrado viandantes y vecinos.

Eso eran “los Juzgados”, pero ya no son más que un inmueble triste y erosionado por el tiempo y el desuso que desde el 2010 ya ni pertenece al dominio del Departament de Justícia. Pasó entonces a formar parte del parque de inmuebles, de momento sin adscripción, del Departament d’Economia.

La puerta principal, sucísima, está cerrada con candado y “decorada” con pintadas. A pocos metros, en la esquina de la Rambla d’Ègara con la calle de Torres García, hay instalado un contenedor de obras en el que los operarios han arrojado lamas retiradas de la fachada.

perentorio

En una esquina posterior han saneado aristas de hormigón. El óxido galopa en las rejas y una valla protege la acera. Semanas atrás, el Ayuntamiento trasladó a la Generalitat la necesidad de actuar con urgencia en el edificio, según ha admitido la administración autonómica. El requerimiento no era el primero. Lo perentorio de la intervención no podía aguardar al procedimiento formal de adjudicación, pero la ley de contratos prevé la posibilidad de encargar operaciones de este tipo a organismos internos. Y eso ha hecho la Generalitat: los trabajos los llevan a cabo personas incluidas en el Centre d’Iniciatives per a la Reinserció (Cire).

Las obras de supresión de piezas en peligro de desprendimiento durarán aproximadamente un mes. Durante este tiempo los operarios sacarán anclajes de estructuras de acero y revestimientos metálicos, y desmontarán estructuras en riesgo de desplome. Y pintarán.

La estampa que lucirá el antiguo Palacio de Justicia será, si cabe, más fantasmal cuando termine la intervención, a la espera de llenar de contenido un inmueble menoscabado por el paso del tiempo y la falta de utilización. El Departament d’Economia ha informado al resto de áreas de la Generalitat de la disponibilidad de ese espacio si necesitan dependencias.

Hasta que se decida su futuro, una vez finiquitado el saneamiento de emergencia, el edificio de los Juzgados de la Rambla seguirá dormido en su decrepitud.

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