Esa rata no parece una rata. ¡Parece un mapache!, exclama uno de los cientos de terrassenses que han visionado el vídeo en el que, en efecto, una rata brinca por los alrededores de la piscina del Parc de Vallparadís. Salta, avanza, se oculta. Hay unas cuantas, en el recinto de la piscina y en zonas próximas. El Ayuntamiento asegura ser consciente del problema y haber actuado ya, y estar presto a actuar en cualquier momento para atajar la plaga o, al menos minimizarla.
Hay usuarios de la piscina del Parc de Vallparadís que afirman haber visto ratas en las toallas que habían dispuesto en el césped. Muchos han observado el nervioso merodeo de los roedores por la zona y por el estanque anexo a la piscina, donde se disputan el espacio con pollas de agua y donde buscan refugio en la oquedad de un árbol. A más de uno se le ha erizado el vello por la cercana presencia de las ratas mientras paseaba o descansaba tumbado en la hierba.
El Ayuntamiento llevó a cabo una desratización de la piscina y sus aledaños a finales de mayo, antes de abrir la piscina, pero las lluvias y el consiguiente incremento de la vegetación han convertido el parque en hábitat propicio para la reaparición de los roedores, subraya el gobierno municipal, consciente de un problema tal que le ha obligado a efectuar otra actuación en plena temporada estival. La hizo el 24 de julio, con trampas y veneno.
Alerta
Intervino entonces y se mantiene alerta "para actuar cuando sea necesario". A tenor de lo visto, puede que deba hacerlo en breve en el Parc de Vallparadís, que fue torrente siempre y, como tal, terreno propicio para estos mamíferos. El crecimiento de la vegetación ha contribuido a la proliferación de ratas, pero el Ayuntamiento ha detectado otro motivo para la salida de los animales a la superficie: los restos de comida que muchos usuarios de la piscina dejan en el recinto y que llaman la atención de los roedores hambrientos, sobre todo de ratones de campo. Dice el gobierno municipal que esa es la causa principal para prohibir la comida en la zona de la piscina.
Se desconoce cuántos ejemplares de rattus norvegicus, la rata de cloaca más común, viven en Terrassa. Algunos estudios, como el publicado días atrás sobre París, hablan de un par de ratas por habitante, como mínimo, en localidades de las características de Terrassa: junto a nosotros, pues, en el subsuelo o en la superficie, hay seguramente 430.000 ratas. Algunas de ellas se pasean por el Parc de Vallparadís.
Jueves por la tarde. Bastan unos minutos de atención para observar una, dos, tres ratas correteando con vigor junto a la valla de la piscina para calmar su sed en una corriente de agua. Unas horas antes un roedor se ha llevado una manzana de un bañista.