El verano supone un paréntesis en la rutina diaria, tanto en el trabajo como en nuestros hábitos. Cambiamos nuestra alimentación, la actividad física, la sexualidad y nos permitimos ciertas licencias que pueden tener consecuencias en nuestra salud. De hecho, expertos de Top Doctors, la plataforma online de especialistas médicos, aseguran que suelen experimentar un aumento del número de consultas de urgencia entre un 20% y un 50%. Y repasan las patologías estivales más comunes.
-Infecciones vaginales y urinarias
Son las dos infecciones ginecológicas más comunes durante esta época del año. Los centros de ginecología y obstetricia pueden llegar a experimentar un incremento de hasta el 30% el número de urgencias, de las cuales en un 5% de los casos son de turistas y el 25% restante, de residentes de la localidad.
Las infecciones vaginales por hongos provocan un picor molesto entre quienes las padecen así como el aumento del flujo, que suele desaparecer en cuestión de días tras aplicar un tratamiento anti-fúngidos. En el caso de las infecciones urinarias, estas provocan ganas continuas de ir al baño, evacuando poca cantidad y deben tratarse con antibióticos. “Para quienes son susceptibles de contraerlas, es aconsejable la ingesta frecuente de arándanos y abundantes líquidos para prevenir su aparición”, asegura el ginecólogo García-Manero.
– Fracturas y esguinces articulares
Las buenas temperaturas invitan a salir a la calle e incrementar la actividad deportiva. Los dolores de columna, esguinces articulares y fracturas son las patologías más frecuentes. El doctor Alberto Marqués, especialista en traumatología deportiva, asegura que “como prevención es fundamental un buen calentamiento previo y estiramiento posterior, así como la correcta hidratación, y adecuar la actividad a nuestro estado físico”.
– Crisis melancólicas, aislamiento o sensación de fracaso.
El parón laboral durante las vacaciones propicia que muchas personas realicen un balance de su situación personal y profesional que puede afectar a la salud mental. “Se trata de un periodo en el que confluyen muchos factores como el económico, las relaciones con familiares, el hecho de contar con tiempo para pensar en los logros, fracasos, o ideales no cumplidos etc. Todo ello puede dar lugar a la aparición de crisis melancólicas, sensación de desinterés, encierro o aislamiento durante estos meses”, asegura la doctora Silvia Saskyn. Recomienda consultar a un especialista antes de que aparezca la desesperación.
-Baro-traumas, vértigo y otitis.
Los cambios bruscos de temperatura, el contacto con el agua, o los excesos en la ingesta de alcohol y comidas, hacen que las urgencias otológicas aumenten hasta un 30% , sobre todo en las zonas de costa. De hecho, el estrés físico y psíquico puede propiciar la aparición de problemas vestibulares (vértigo) durante esta época del año. Además, los otorrinolaringólogos reciben visitas de urgencia por problemas derivados de la práctica de actividades como el buceo, que puede dar lugar a baro-traumas o atotubaritis. También es frecuente el aumento de los casos de otitis. El doctor Roberto Valdés Pons, especialista en otorrinolaringología, aconseja “evitar los cambios bruscos de temperatura y practicar deportes acuáticos con la debida precaución y formación”.
– Erupciones agudas, picaduras de mosquitos u hongos.
La mayor exposición al sol durante esta época del año, puede generar en la piel diferentes erupciones agudas como la sudamina, hongos, alergias solares o brotes de lupus cutáneos. Asimismo, afecciones dermatológicas como por ejemplo las quemaduras solares, o las picaduras de mosquito o medusa también son frecuentes en verano. De hecho la dermatóloga Lorena Leal afirma que “los pacientes suele sentir reparo de acudir al especialista por este tipo de afecciones estacionales, ya que suelen ser patologías derivadas de un incorrecto comportamiento por parte del paciente, y por ello acuden a farmacias o centros de la Cruz Roja en la playa en busca de soluciones como un aftersun o productos para calmar los picores o escozor”. En el caso de producirse la visita a consulta, estas suelen ser de residentes de la localidad en cuestión.
– Deshidratación y gastroenteritis.
Los niños y los ancianos son perfiles especialmente vulnerables y susceptibles de contraer patologías gastrointestinales durante los meses de verano. Este tipo de enfermedades suelen ser circunstanciales y tratadas de un modo correcto, desaparecen a los pocos días sin mayores consecuencias.
Para evitar este tipo de trastornos, el doctor Carlos de Sola aconseja “beber agua, comer con moderación y de forma variada, controlar la medicación habitual y no abusar del alcohol”.