Fomentar la lectura entre los alumnos y las familias tiene premio. La Escola Francesc Aldea de Can Parellada ha sido distinguida con un segundo premio por la Fundació Jaume Bofill por su "Trajectes de lectura", un proyecto que propone incentivar esta práctica a través de crear familiar lectoras, que fomenten el gusto por la lectura y puedan mantener el interés de sus niños por esta afición más allá de los años de escolarización.
La escuela se ha mostrado satisfecha con el reconocimiento. Marta Alsius, directora de la escuela, ha expresado que "un premio siempre es bien recibido pero, en este caso, nos hace especial ilusión por la temática y porque implica a toda la comunidad educativa".
El nuevo proyecto "Trajectes de lectura" se sumará a tantos otros que lleva a cabo el centro. Esta escuela de Can Parellada que se define como comunidad lectora ha puesto en marcha varias actividades para fomentar la lengua y la literatura. Una de ellas, pionera en la ciudad, fue el diseño de un callejero literario; una ruta por la ciudad que pasaba por calles y plazas con nombres de escritores y que permitía conocer quienes eran y cuál era su obra más relevante. El centro organizó la ruta para sus alumnos y también para las familias.
Más premios
El galardón que ha recaído en la Escola Francesc Aldea forma parte de la convocatoria de la Fundació Jaume Bofill para distinguir los proyectos de biblioteca escolar que aportan soluciones para la innovación y la cohesión educativas. Además de la escuela de Terrassa, la fundación ha premiado ex-aequo los proyectos "Creem ambients" de la Escola Despujol de les Masies de Voltregà y "Laboratoris d’inspiració" de la Escola Frigolet de Porqueres y ha concedido también otros premios para los institutos Antoni Torroja de Cervera y Joan d’Àustria de Barcelona.
La convocatoria animaba a los centros a repensar los usos de la biblioteca escolar. Se presentaron 145 escuelas e institutos y fueron seleccionados treinta. Estos centros han coparticipado en la elaboración de proyectos, que a partir de retos educativos y contextos concretos, han imaginado soluciones para reactivar estos espacios que son fuentes de aprendizaje pero también proporcionan un buen rato, adentrarse en otros mundos y personajes. Al respecto de este premio, la Fundació Jaume Bofill ha aprovechado para mostrar su malestar con respecto a la política educativa para fomentar la lectura. En su opinión, "la falta de inversión y la eliminación de convocatorias Puntedu están reduciendo los servicios ofrecidos por las bibliotecas escolares, las cuales tienen poca oportunidad para renovar sus colecciones y para realizar actividades". Esta situación conlleva, según la fundación, que "un tanto por ciento elevado de centros de primaria y secundaria no puede ofrecer servicios de calidad".
Revitalizar los espacios
En este contexto, la entidad quiere defender la función decisiva de la biblioteca escolar en la "competencia informacional y la lectura, así como agente de revolución educativa, de equidad y cohesión, de dinamización cultural y de innovación tecnológica".
Para la fundación, es necesario reactivar programas de apoyo para las bibliotecas escolares y garantizar que todas las escuelas e institutos puedan desarrollar procesos de transformación y revitalización de estos espacios. Es por este motivo que retó a los centros a iniciar una bibliorevolución, con el objetivo de que la biblioteca escolar deje de ser un espacio físico con una colección de documentos, sino también un espacio activo, aliado del cambio y de la innovación educativa.