El departamento de Ensenyament anunció a finales del curso 2015-16 que iba a cambiar el sistema de evaluación de la etapa de primaria y secundaria (ESO). El cambio consistía en eliminar las notas numéricas de toda la vida, del 0 al 10, y sustituirlo por un baremo en los logros alcanzados por el estudiante: no logro (NL) , logro satisfactorio (LS), logro notable (LN) y logro excelente (LE).
El nuevo modelo se aplicó en la primaria en el curso 2016-2017 y en este, 2017-18, debía aplicarse a la secundaria pero no se hizo debido a la situación política de Catalunya por el procés. Constituido el nuevo Govern, la conselleria de Ensenyament, que lidera de nuevo Josep Bargalló, ha retomado la asignatura pendiente y ha informado que el sistema de calificaciones cualitativas en lugar de cuantitativas en la ESO se introducirá en 2018-19.
El argumento para esta modificación en las evaluaciones de primaria y secundaria es que se adapta al currículo por competencias básicas. Esto quiere decir que los docentes no solo evalúan los conocimientos en una materia sino también sus competencias y habilidades de la misma y del área de aprendizaje.
En la ESO también habrá más novedades en cuanto en los ámbitos transversales, ya que algunas competencias de estos ámbitos se trabajan desde diversas materias y serán evaluados conjuntamente por el profesorado. Se trata de competencias del ámbito digital y del ámbito personal y social, relacionadas con aspectos del crecimiento y aprendizaje del alumno.
Los docentes, claves
Ensenyament explica que la nueva normativa prevé que el equipo docente deberá actuar como órgano colegiado en todo el proceso de evaluación y en la adopción de las decisiones que resulten. En la valoración del grado del logro de los niveles competenciales de los alumnos en el paso del curso, así como en la superación de la etapa, el equipo docente deberá adoptar las decisiones por consenso y, en caso que no se llegue, por mayoría simple. En caso de empate, el voto del tutor o tutora será decisivo.
El equipo docente será también el responsable de informar por escritos a los alumnos y a los padres o tutores legales de los resultados de la evaluación de final de curso. Esta información deberá contener, al menos, las valoraciones sobre el grado de logro de las competencias, la decisión sobre el paso de curso o la superación de la etapa, y el consejo orientador con las recomendaciones del equipo docente, que deberán dar indicaciones sobre el itinerario formativo y, si es necesario, recomendaciones sobre medidas de apoyo para el curso siguiente.
Al finalizar la etapa obligatoria, el consejo orientador también incluirá una orientación específica en relación al itinerario en la enseñanza posobligatoria y profesionalizadora.
El objetivo que se persigue desde Ensenyament es acompañar y mejorar el proceso de aprendizaje de los alumnos por lo que hace referencia a los contenidos y al grado de logros de las competencias, teniendo en cuenta los ritmos y las potencialidades de cada alumno. Esta evaluación también debe permitir a los estudiantes y a los profesores analizar las dificultades del proceso de aprendizaje y hallar estratégicas para superarlas . En este sentido, Ensenyament destaca que el alumno es parte activa de su proceso de aprendizaje y que la evaluación le aporta la orientación necesaria para mejorarlo. Desde los centros de secundaria, el cambio de modelo ha sido valorado con cierta prudencia. El director del Institut Les Aimerigues, Joan Martínez, considera que "el nuevo sistema es bueno porque obliga a los docentes a repensar de una manera más global cómo evaluamos, algo que ya venimos haciendo pero que ahora ya se implanta de manera general y oficial". Para la directora de la Escola El Cim, Maria Teresa Claret, "la evaluación que va más allá de medir el nivel de competencias con una nota pide también un mayor esfuerzo por parte de los docentes". Claret añade que esto no es problema pero matiza que echa en falta formación. "Me consta que si han hecho cursos en la red pública y no en la concertada. Y lo hemos reclamado varias veces porque un cambio de tanta importancia requiere de orientación". Los directores también han valorado el hecho de que este tipo de evaluación en primaria y secundaria no tenga después continuidad; es decir que para acceder al bachillerato o un ciclo formativo se necesitará una cartilla con notas numéricas. Para ello, Ensenyament ha dado instrucciones de cómo reconvertir la letra en número pero hay dudas. Martínez cree que "una vez estemos familiarizados, la conversión será automática y sencilla". Claret, de El Cim opina que no es tan fácil. "Suprimen la nota numérica pero, al final, hay que ponerla. No sé si nos hemos complicado la vida académica".