Terrassa

Siete capos detenidos y una fundición de joyas robadas

Partidos de vóley playa de Rusia y de tenis de categorías inferiores. El amaño de resultados deportivos era una de las especialidades de la presunta red de la mafia armenia desmantelada la semana pasada por el Cuerpo Nacional de Policía y los Mossos d’Esquadra. Ayer, la policía hizo balance del operativo del 26 de junio, que se saldó con 129 detenciones y 74 registros en inmuebles. Entre los arrestados hay siete capos. Y en un edificio se halló una fundición de joyas robadas.

Y todo empezó en Terrassa. Los cuerpos policiales seguían los pasos de varias organizaciones delictivas formadas por ciudadanos de la antigua Unión Soviética, pero la vasta investigación que culminó en la operación del 26 de junio arrancó con el doble asesinato cometido el 4 de enero del 2016 en un piso de la calle de Nápols, en Roc Blanc. Allí murieron, abatidos a tiros, dos georgianos en lo que parecía un ajuste de cuentas entre facciones rivales. Tres hombres que estaban en el lugar de los hechos fueron detenidos por los Mossos d’esquadra como presuntos colaboradores en la acción de un pistolero venido de fuera del domicilio. Uno de los apresados ingresó en prisión.

Dice la policía que las dos víctimas estaban estrechamente vinculadas a una organización criminal liderada por un "ladrón de ley", un "Vor v Zakone" que cumple condena en una prisión francesa. De hecho, uno de los asesinados había sido implicado años atrás en un intento de homicidio en Francia y había sido citado como acusado en un juicio a celebrar en la Audiencia Nacional unos meses después de los hechos de Roc Blanc.

Las pesquisas recayeron en el juzgado de instrucción número 2 de Terrassa. Ese órgano dirigió las intensas indagaciones abiertas "a fin de esclarecer lo que se ocultaba" detrás del doble crimen de la calle de Nàpols, según la Policía Nacional. La tarea era ímproba y por ello los Mossos d’Esquadra y el Cuerpo Nacional de Policía constituyeron un equipo conjunto de trabajo coordinado por la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada. Y por ello, "vista la amplitud y el alcance de la organización", dividieron las investigaciones en dos fases. La primera terminó el 28 de noviembre pasado con la detención de más de treinta personas de origen georgiano y con catorce diligencias de entrada y registro en viviendas, empresas y establecimientos.

Vacío de poder
La segunda la ejecutaron los mossos y la Policía nacional el martes de la semana pasada y tenía en el punto de mira la desarticulación de una mafia armenia supuestamente emparentada con la georgiana, aunque había ocupado el vacío de poder dejado por georgianos después de varios golpes policiales. "Durante los dos años y medio que ha durado la investigación se ha podido comprobar la existencia de una amplia organización criminal asentada en todo el territorio nacional", destacaron ayer los cuerpos policiales antes de apuntar el carácter "internacional" de una red dedicada "a una multitud de actividades delictivas".

Siete agentes de Interpol y Europol integraron el dispositivo del 26 de junio, tan excepcional que contó con la participación de más mil de agentes y con la habilitación de varias oficinas móviles que evaluaban los datos llegados desde los puntos de la redada: en las provincias de Barcelona, Girona, Madrid, Valencia, Alicante, Albacete, Murcia y Granada. Interpol aportó medios técnicos: una oficina móvil de análisis lofoscópico (de huellas) y otra de reconocimiento facial. Europol prestó dos oficinas de extracción de datos de dispositivos electrónicos. El jefe de la división de cooperación internacional de la policía criminal de Georgia también se desplazó a España.

El juzgado de instrucción número 2 de Terrassa dirigía la macrorredada de resonancias internacionales y se preparaba para recibir a decenas de detenidos. Al final, en la operación hubo 129 detenciones, según afirmaron ayer la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra en un balance definitivo de la intervención. La gran mayoría de los arrestados era de origen armenio, aunque también había españoles, georgianos y rusos. Y entre los apresados se encontraban siete presuntos líderes de la mafia, siete "Vor v Zakone" o "ladrón de ley".

La policía asegura que el dispositivo de la semana pasada era contra "las organizaciones criminales latentes, y menos conocidas policialmente", encabezadas por dichos líderes de origen armenio "que convivían con las estructuras tradicionales georgianas" y mantenían vínculos con entramados de Estados Unidos, Francia, Italia, Bélgica y Lituania, entre otros países. Los "Vor v Zakone" son "las máximas autoridades criminales en los países que formaban la extinta Unión Soviética", afirma la policía. Esos capos "ejercen un liderazgo absoluto sobre el resto de miembros de la organización". Gestionan beneficios y resuelven con firmeza las tensiones internas.

Justo debajo de la cúspide se situaban otros jefes que controlaban a las células, a los grupos delictivos. Un líder asentado en Barcelona controlaba al grupo con mano de hierro y bajo la supervisión de un jefe desde Francia. Otro, bajo la vigilancia del primero, controlaba la zona de Levante. Una persona dirigía desde Madrid la recogida de dinero y la aplicación de medidas sin surgían conflictos.

Tesoreros
En el escalón más bajo estaban los autores materiales de los delitos: de los robos en viviendas, del contrabando, del narcotráfico, de las estafas. Otro grupo lo formaban los tesoreros, que manejaban el dinero, lo custodiaban y blanqueaban. Una de las características de esas bandas es la "obschak" o caja común. Todos los miembros de la red deben contribuir a esa caja con un porcentaje de las ganancias de los delitos y con la aportación de una cuota periódica "por el simple hecho de formar parte del grupo criminal", resalta la policía.

La trama manipulaba resultados deportivos comprando a deportistas para apuestas. Amañaba partidos de baloncesto de Azerbaiyán y de vóley playa de Rusia, y encuentros de tenis de categorías inferiores. Manejaban información privilegiada de modalidades varias, como el hockey hielo de la tercera división rusa. Según los cálculos de los investigadores, el grupo había conseguido la connivencia de una veintena de deportistas.

La pertenencia a organización criminal es uno de los delitos atribuidos a la banda, pero hay muchos más: tráfico de drogas, blanqueo, robo con fuerza en domicilio, tráfico ilícito de vehículos, contrabando de tabaco, tenencia ilícita de armas, falsedad documental, extorsión, estafa y lo antedicho: corrupción en apuestas deportivas.

Varias células se especializaron en los asaltos a viviendas, sobre todo en Valencia y Alicante. En una casa de Valencia, precisamente, la organización disponía de una instalación para fundir joyas sustraídas y fabricar a partir de las piezas lingotes de oro y plata. Habían tejido una red de contrabando de tabaco elaborado en Ucrania y Polonia y luego transportado en camiones para su distribución en España, Francia e Italia. Respecto de los coches, compraban turismos de alta gama en Alemania y Bélgica y los vendían en España después de manipular su cuentakilómetros y alterar su documentación.

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