Terrassa

En verano, más conjuntivitis

El agua de una piscina con exceso de cloro, el polen o el agua salada del mar son algunos de los agentes a los que estamos más expuestos durante la época estival y que pueden ser la causa de las conjuntivitis. Una patología que aumenta en estas fechas y que se caracteriza por producir picor, quemazón, lagrimeo, enrojecimiento, fotosensibilidad e hinchazón, entre otros síntomas.

Según explica el doctor Fernando Llovet, director médico de Clínica Baviera, la conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, una membrana trasparente que recubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados y que tiene, entre otras funciones, la de proteger nuestros ojos.

Existen diferentes tipos de conjuntivitis, según sea la causa que la produce:

–  Conjuntivitis alérgica. 

Se produce cuando los ojos entran en contacto con alguna sustancia a la que somos alérgicos (polen, ácaros del polvo, pelo de los animales, los hongos (moho), cosméticos, etc.), siendo la más común la provocada por los pólenes. Suele causar mucho enrojecimiento, lagrimeo y picor. Lo más importante es intentar evitar el alérgeno que la provoca y mitigar los síntomas usando gotas lubricantes para limpiar y calmar el ojo. Normalmente, suele desaparecer por sí sola, aunque si persiste se puede aplicar algún medicamento antihistamínico siempre recetado por un especialista médico oftalmólogo. Aunque es más común en primavera, en verano también hay plantas que polinizan. Además, debido a las intensas lluvias de este año y la llegada brusca del calor se están produciendo unas condiciones idóneas para que el polen se intensifique y haya un incremento de las conjuntivitis alérgicas.

 
– Conjuntivitis infecciosa (bacterianas o víricas) 

Es la causada por las bacterias. Puede ser transmitida por los insectos, el contacto físico o la higiene deficiente y suele provocar enrojecimiento y secreciones abundantes. Se suele tratar con antibióticos, normalmente en forma de gotas, que únicamente deben ser prescritos por el médico oftalmólogo.

– Conjuntivitis vírica 

Es la provocada por un virus, suele estar relacionada con el resfriado común y se transmite fácilmente. Suele ocasionar un lagrimeo constante y más espeso de lo normal. Habitualmente el tratamiento consiste en paliar los síntomas hasta que pase, pero los casos graves pueden requerir el uso de medicamentos antivirales. La presencia de microorganismos (virus y bacterias) en el agua es muy común, tanto en el agua salada (mar) y, sobre todo, en el agua dulce (piscinas mal tratadas, lagos y ríos) por eso es habitual el contagio de las conjuntivitis infecciosas en verano.

– Conjuntivitis tóxica

Suele estar provocada por agentes irritantes ambientales como la polución presente en el aire o el cloro de las piscinas. Este tipo de patología ocular suele ser de carácter leve y muchas veces no requiere tratamiento. Después de enjuagar el ojo para eliminar la sustancia tóxica, pueden usarse gotas lubricantes para reducir el enrojecimiento y la irritación; aunque en otras ocasiones requiere el diagnóstico y manejo por parte del oftalmólogo.

Consejos

Para prevenir la conjuntivitis de verano es importante tomar las siguientes medidas:
Usar gafas para nadar y bucear Tanto en la piscina como en la playa son prácticas para evitar el contacto con el agua.
 
No frotarse los ojos. Sobre todo si las manos han tocado el césped o la arena.
 
Ducharse al salir del agua. O por lo menos aclarar bien la cara con agua limpia.
 
No compartir toallas. Evitar que las toallas estén húmedas mucho tiempo. Procurar secarlas y sustituirlas por otras limpias cada día. 
 
No compartir productos cosméticos. Evitar el contacto del protector solar para la cara con los ojos.
 
Usar gafas de sol. Para proteger los ojos tanto de la radiación solar, como del polvo u otros agentes. Es clave que sean homologadas y cuenten con un certificado CE.
 
Extremar la higiene. En caso de llevar lentillas.
 
Acudir a un especialista. Sobre todo si sufrimos una conjuntivitis infecciosa. 
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