La Cercavila, uno de los actos principales de la Festa Major de Terrassa, cumplió un año más con las expectativas. Las entidades culturales de la ciudad desfilaron como siempre por las calles más céntricas para acabar en una Plaça Vella abarrotada, que siguió con atención y entusiasmo las intervenciones de cada una.
La tradició manda y la Cercavila representa una especie de reinicio de la Festa Major, pese a que el día anterior, el viernes, es cuando se abre el telón. Los grupos de la cultura egarense parten del Raval de Montserrat y demuestran todo un arsenal de habilidades que acabarán certificando poco más tarde en la Plaça Vella.
La música, el baile, el fuego, la pólvora o las edificaciones en forma de castells, formaron una galería cultural que expresa todo lo que significa Terrassa a este nivel.
Bajo un intenso sol
Pese a lo apretado que empujaba el sol, que obligó al alcalde Alfredo Vega y a los concejales que le acompañaban a cambiar de ubicación, ansiando una reparadora zona de sombra, las diferentes collas y grupos desfilaron esgrimiendo sus puntos fuertes ante un buen número de asistentes.
El Drac de Terrassa fue el punto de partida de toda una comitiva de expresión cultural y popular. El recorrido era el ya típico y conocido: inicio en el Raval de Montserrat, ante el edificio del Ayuntamiento de Terrassa y paso firme por la Rambla d’Ègara, con destino al Portal de Sant Roc. Tras surcar el céntrico carrer Major, la comitiva descansó unos instantes en la Plaça Vella, antes de proceder a las actuaciones de cada grupo. Allí, les esperaban un público expectante y ávido de aplausos, reconociendo el buen hacer de cada actuación.
No faltaron los Gegants y los Capgrossos i Nans de Terrassa, con sus nuevas dos adquisiciones, desveladas en viernes por la tarde, Josep Rull y Lluís Puig. Tampoco faltaron a esta cita anual de la Cercavila las collas de los Minyons y los Castellers que, una vez en la Plaça Vella, procedieron a interpretar lo que se denominan los castells de vigília, toda una previa y, a la vez, un aperitivo de lo que, al día siguiente, en la actuación tradicional de Festa Major del domingo por la mañana, ofrecerán a todos los ciudadanos y ciudadanas de Terrassa que deseen asistir.
Bastoners de Sant Pere y Bastoners de Terrassa también exhibieron sus bailes, con el inequívoco sonar de los de bastones cuando se baten en duelo. Y, cómo no, las diferentes collas de diables, que ofrecieron toda su argumentación en forma de música de tambores, pólvora y fuego.
También se pudo disfrutar de los diferentes cuadros de baile, con las agrupaciones sardanistas de la ciudad, y otras entidades como el Esbart Egarenc o el Ball de Gitanes. Y, para cerrar el círculo, tampoco podían faltar los estruendos de los disparos de Trabucaires y Bandolers, que hicieron ostentación del poderío de sus armas, con tiros al aire que obligaban a muchos a taparse lo oídos. Sin duda, la Cercavila reúne a todo el elenco de la cultura popular de esta ciudad. Es un encuentro de todos los grupos y todas las expresiones. Una reunión en un solo cuerpo, que muestra la pluralidad del pueblo egarense.