Las añejas formas de la picaresca no desaparecen; sólo se transforman, mudan su envoltorio para sacudirse el polvo antiguo y adaptarse a tiempos nuevos. La estampita pervive, como pervive el tocomocho, pero las modalidades del engaño timador se revisten y ramifican. Una de las ramas es frondosa y no han sido pocos los que han caído en las mañas de delincuentes que la cultivan: se trata del timo del accidente, en el que los timadores hacen ver a la víctima que ha colisionado con su vehículo y le reclaman el dinero in situ, de manera inmediata, para la reparación.
Le pasó a un terrassense hace unos meses, en enero, y el malhechor ha sido identificado hace unos días por los Mossos d’Esquadra. Cómo no, la víctima preferida por estos engañadores profesionales son personas mayores. En el caso detectado en Terrassa, el perjudicado tenía 86 años. Los malhechores sabían de su edad, se presume, cuando resolvieron seguirlo. Es más: seguramente lo siguieron porque advirtieron su senectud y concluyeron que podían engatusarlo con mayor facilidad.
El 18 de enero pasado, el hombre manejaba su turismo por Terrassa, en dirección a Mura. Durante el trayecto de curvas, entre arboledas, de los faros del coche perseguidor no paraban de salir destellos. El conductor hacía luces al anciano para se detuviese, pero el anciano no se detenía. Quizás no se apercibió de las señales emitidas por el contumaz delincuente al volante.
Llegó el momento de parar, una vez arribado el destino del viaje. La víctima aún no era tal, pero estaba en trance de ello. Los delincuentes bajaron de su automóvil justo detrás, prestos a desplegar el repertorio de artimañas que había de desembocar en el timo monetario.
Me ha dado un golpe, mire las señales. Algo así soltó el malhechor, uno de ellos. Al parecer, bajaron más personas del vehículo.
A la incredulidad del anciano replicaron los maleantes con el habitual catálogo de embelecos, con la insistencia, con los movimientos, con la sarta de despistes inducidos, con las maniobras de distracción que incluyeron una supuesta llamada a una compañía de seguros. Que sí, que mire, que me ha dado un golpe en Terrassa, que me tiene que pagar la reparación y que ese pago debe ser inmediato porque somos franceses y tenemos que irnos a Francia. Esa era la única verdad en la ristra de falsedades de aquellos rateros. El turismo, en efecto, llevaba placas de matrícula galas y el conductor es francés, como han comprobado los Mossos d’Esquadra.
La llamada
Fingieron, queda dicho, una llamada telefónica a su compañía aseguradora para que ratificara la conveniencia de recibir el dinero en mano, ya, porque no se podía tramitar el parte. La cosa ascendía a 1.000 euros. ¿Cómo le iba a dar 1.000 euros?
No le dio 1.000 euros, pero sí 500. Obtenida la pasta, los franceses se marcharon. Y el anciano se quedó compuesto y sin 500 euros. Había sido víctima de la estafa del accidente simulado.
No es la primera persona que sufre ese timo en los últimos meses en Catalunya. En Terrassa no se han detectado más en lo que llevamos de año, pero sí se contabilizaron unos cuantos años atrás. Los Mossos d’Esquadra recomiendan a los ciudadanos extremar la precaución, aunque sea difícil para determinadas personas, debido a su edad o sus condiciones, mantenerse alerta ante una gente experta en crear torbellinos de confusión.
El sistema desarrollado por los timadores es siempre el mismo: hacen ver que la víctima les ha ocasionado un daño en su coche, sobre todo en un espejo retrovisor, y simulan llamar a la aseguradora. La llamada es igual de falsa que el accidente. El siguiente paso, si no se ha dado ya, es advertir que son extranjeros, que aquello deben solucionarlo cuanto antes, sin demoras, porque tienen que partir a su tierra. Muestran prisas y se contentan con tal o cual suma de dinero, dejémoslo en tanto o en tanto, pues están seguros de que la persona a la que tienden la trampa tiene acceso a dinero en efectivo.
Los timadores convencen a las víctimas de que estas han golpeado su vehículo e incluso fingen una llamada a su compañía aseguradora
El estafador que abordó con sus compinches a un anciano de Terrassa en el pueblo de Mura ha sido identificado. Aún no lo han detenido, pero está inmerso en un procedimiento por estafa y los Mossos d’Esquadra han activado una orden de detención para su captura. El mangante no es un advenedizo, sino un especialista en estas lides delictivas, un tipo con unos cuantos antecedentes por estafa en Francia. Y vino a Terrassa y a Mura para birlar dinero a un octogenario con la trampa de un accidente de tráfico que no existió.