En la esquina de la calle de La Manxa con la avenida de Béjar se podía observar el domingo por la mañana una de las estampas más graves del vandalismo con que algunos celebraron la verbena de Sant Joan: allí yacía, fundido, un contenedor de basuras y a su lado, un coche con daños en su parte posterior debido al mismo incendio. En total, durante la “noche más corta del año” se quemaron veinticinco contenedores en Terrassa.
La inmensa mayoría de los terrassenses se entregó a la noche de hogueras, cocas y petardos con urbanidad y ganas de pasarlo bien. Numerosas calles se llenaron de comensales y el ambiente, de estruendo. Y varios descampados, de montones de maderas prendidas.
La fiesta, sin embargo, vino entreverada con las emergencias, como cada año, como en casi todos los sitios. Agentes de la Policía Municipal (y operarios de Eco-equip) prestaron su apoyo a los bomberos en unas veinticinco intervenciones, trece de ellas relacionadas con incendios en contenedores: tres fueron en Poble Nou-Zona Esportiva y dos en el Centre. El resto, en Sant Pere Nord, Sant Pere, La Maurina, Can Gonteres y La Cogullada. En seis actuaciones se extinguieron fuegos en matojos: uno quemó quinientos metros cuadrados en Cementiri Vell y otro, unos cien metros de superficie en Can Parellada. Ardieron muebles y colchones en cuatro puntos y en el sector Montserrat alguien prendió fuego a carros de la compra.
En Can Farcan ardió un coche. Una persona necesitó asistencia en MútuaTerrassa al resultar herida en un brazo por un petardo.