Diari de Terrassa pisó el sábado la prisión de Estremera para conversar con el ex conseller Josep Rull cuando cumple cuatro meses entre rejas acusado de rebelión y malversación por el referéndum del 1 de octubre. 40 minutos de entrevista en el locutorio 14, donde el tiempo se detiene, el pulso se acelera y las palabras se atropellan a ambos lados del cristal.
Tras él, Rull se muestra sereno, locuaz como siempre y algo más delgado, deseoso de agradecer a los terrassenses los cientos de cartas que recibe cada semana. Dispuesto también a hablar del día a día tras las rejas y de como ha echado en falta un gesto directo del gobierno municipal, especialmente de alcaldía. Tiene ganas de opinar, sobre todo de política. Rull acusa al instructor Pablo Llarena de haber perdido la neutralidad y a la Justicia española de actuar "con criterios políticos y vengativos". Al Gobierno de Pedro Sànchez le pide que haga gestos, pero sobre todo que pase a los hechos pactando un referéndum con Quim Torra.
Cuando entramos en conversación, Rull celebra el triunfo de la moción de censura impulsada por el PSOE y el fin del Ejecutivo de Mariano Rajoy. "Que el Gobierno de la ignominia haya caído es una buena noticia -dice-. Ahora hay que ver si el proyecto de Pedro Sánchez es sólo de gestos, que también son importantes, y no de hechos".
Tras la desactivación del artículo 155 y la retirada del control sobre las finanzas de la Generalitat, Josep Rull cree que los socialistas deben ahora dar pasos más firmes para restituir las relaciones entre Catalunya y España. "Lo primero que debería hacer Pedro Sánchez -afirma- es pedir perdón por las cargas policiales del 1 de octubre".
En el plano de los hechos, desde Estremera se espera que el líder socialista tenga arrojo y dé un paso decisivo para poner fin al conflicto catalán. "Hay que buscar una solución. Por eso debe aceptar un nuevo referéndum pactado. Si hay voluntad política podrá ser", afirma Rull. El PSOE ha rechazado la consulta vinculante de manera reiterada, pero el político catalán cree que es el momento de que "actúe como las sociedades avanzadas, que no ven las urnas una amenaza, si no una oportunidad".
Acercamiento no, libertad
En pleno debate en torno al acercamiento de los políticos a prisiones catalanas, Rull se alinea con las tesis de Quim Torra y JxCat. Mientras ERC y los comunes exigen el traslado como un derecho legal, Rull cree que "no tenemos que hablar de acercamiento, tenemos que hablar de libertad. El punto clave no es trasladarnos a prisiones catalanas, es que salgamos en libertad hasta la celebración del juicio".
El político insiste en el argumento que reitera desde su primer ingreso en Extremera, en diciembre de 2017. "España está haciendo un uso abusivo de la prisión preventiva" y la Justicia española "debe decidir si cree en la presunción de inocencia o no, porque aceptarla conlleva aplicar la ley".
Del magistrado Pablo Llarena, instructor de la causa del 1-O en el Tribunal Supremo, "no me sorprende nada porque ha perdido toda neutralidad". En este momento, "el Tribunal Supremo actúa con criterios políticos y vengativos" contra los presos catalanes, "no en clave de justicia".
El pasado mes de abril, Rull acusó personalmente a Pablo Llarena de actuar coordinado con el Gobierno del PP. Estaba claro que Llarena no autorizaría la libertad de los presos, de manera que se acabaron los mensajes conciliadores. Dos meses después de aquella comparecencia ante el Supremo, Rull aplaude la denuncia presentada por el presidente del Parlament de Catalunya, Roger Torrent, contra el magistrado instructor y otros tres magistrados de la sala de apelaciones del TS, a quienes acusa de prevaricación por impedir la investidura del Govern surgido del 21D. "El problema no lo tenemos los independentistas, lo tiene la Justicia española", afirma Rull.
Traspaso pendiente
En el nuevo Govern de Quim Torra, los ex consellers presos renunciaron a sus cargos tras un duro pulso con la Justicia. Rull reconoce ahora que "tenía muy claro que no podría ser un conseller estando en prisión. El país necesitaba un Govern operativo". El nuevo titular de de Territori i Sostenibilitat Damià Calvet, "uno de mis mejores amigos y un gran conseller", ya ha tomado posesión del cargo, aunque "formalmente aún no hemos hecho el traspaso porque no lo han dejado venir".
Rull defiende que el Executiu de Quim Torra "no es un gobierno para hacer reformas". El ex conseller prefiere no entrar a valorar las discrepancias es entre los socios de gobierno ni opina sobre la opción de ERC de pisar el freno y actualizar la hoja de ruta del procés. Planteada la pregunta, Rull se limita a secundar las palabras del President: "Hay un mandato del 1 de octubre que hay que cumplir. Este no es un gobierno para rendirse, el mandato del 1 de octubre tiene toda la legitimidad democrática".
La solución al conflicto catalán, insiste, pasa "por un referéndum pactado. Meritxell Batet y Miquel Iceta dicen que no, pero la evidencia es que 2 millones de catalanes ya han dicho que quieren la independencia".
En el plano personal, Rull defiende su actitud en 1 de octubre y la legitimidad de sus actos. "Me han encarcelado por ejercer de conseller", afirma. Tras el cristal, respira hondo antes de enumerar "las tres razones por las que me tienen preso: Por firmar en 2015 la hoja de ruta del procés cuando era secretario general de CDC, cuando formaba parte del programa electoral; por haberme reunido para hablar del procés, sin concretar de qué encuentros se trata; y porque como conseller de Territori i Sostenibilitat negué que atracara el buque de Piolín en Palamós, donde no había espacio. Además, solicitaron ingreso como buque policial, para tareas de mantenimiento".
Asesinos con menos condena
"En mi galería hay asesinos con menos condena que nosotros", se queja Rull, que ve en la internacionalización del conflicto catalán una batalla ganada por la imagen del procés y una salida justa a la situación de los políticos presos. "El exilio nos puede salvar. La presencia de Carles Puigdemont, de Clara Ponsatí y de Lluis Puig en el extranjero nos hace fuertes. Lo suyo no es una fuga, han huido de la injusticia". En Europa, "la justicia belga es ejemplar y la alemana seguramente lo será también". Ambas han cuestionado el delito de rebelión, "por eso tenemos esperanzas. Porque en esos países hay separación de poderes y porque el propio Montoro dijo que tampoco hubo malversación".