Lo intentaron por primera vez en 1558, y, ya como recreación teatralizada, también en 2016 y 2017. El sábado, de nuevo, un grupo de bandoleros volvió a asaltar Terrassa, aprovechando que los hombres estaban en Barcelona defendiendo la capital del país de una supuesta invasión turca, y de nuevo las mujeres de la localidad, con astucia y valentía, los derrotaron y les hicieron prisioneros, en este espectáculo organizado por la colla de "trabucaires" Bandolers de Terrassa.
A media tarde, la Plaça Vella era un apacible mercado medieval. Un grupo de mujeres ataviadas de la época cosía, otras vendían hierbas y comestibles en cestos, algunas iban y venían. Frente a la catedral del Sant Esperit, esperaban dos clérigos con un carromato. Sobre las ocho de la tarde, el director de "Les dones heroiques defensen Terrassa", Manu Fuster, daba las últimas instrucciones a un grupo de participantes. Minutos después, desde el escenario, explicaba al público lo que iba a ser "esta pequeña representación de aquellos hechos de 1558". El grupo de Treure Ball hizo un baile, y pasaban veinte minutos de las ocho cuando se oyeron disparos en la calle Major. Los bandoleros irrumpieron en la plaza y, ubicados en el centro, en círculo, escargaron sus trabucos, provocando la desbandada de mujeres y niños.
Los bandidos se vieron enseguida amos de la localidad. Iban ya a comenzar el saqueo de Terrassa cuando apareció un carro guiado por dos clérigos que transportaba botas de vino. Las tomaron y comenzaron a beber la mar de tranquilos y ufanos. En una localidad sin hombres, en la que las mujeres han huido a refugiarse en sus casas nada más verlos, ¿qué habría que temer? Se confiaron tanto que realmente empinaron el codo. Tanto que se sentaron o se tumbaron en los escalones de la plaza, y alguno de tan mamado se quedó dormido. El pillaje de Terrassa podía esperar.
Pillados por sorpresa
De repente, dos mujeres con horcas cruzaron al plaza para apostarse tras el carro. Unos instantes más tarde, un grupo de unas treinta, más algunos niños, con horcas y cuerdas, se abalanzaron sobre los bandoleros. Tan borrachos y somnolientos estaban aquellos maleantes que apenas pudieron ofrecer resistencia. En un plis-plas habían sido hechos prisioneros,y sus trabucos estaban en manos de las mujeres de Terrassa. Sonó la música y la gente del pueblo se marcó un baile para celebrar el fin del susto.
Los asustados eran entonces los bandoleros. Maniatados , las mujeres los hicieron caminar por el centro, animándoles al paso firme a golpe de horca, y disparando lsus trabucos. En el Raval todas dispararon al unísono, y también lo hicieron en la plaza de la Torre del Palau, punto final de la cercavila. Allí, donde se había instalado una taberna medieval, los bandoleros recuperaron sus armas y soltaron los disparos finales. Después hubo cena y baile con las canciones de taberna del grupo Ksonronda. ("Les dones heroiques defensen Terrassa" contó con la participación de Amunt i rits, Amigos de la Santa Cruz de Canjayar, el grupo de teatro Nieles, el Centro Aragonés, Treure Ball, el grupo sardanista de Sant Pere Nord, Trabucaires de Castellar del Riu y la Coordinadora de Trabucaires de Catalunya).