Era cuestión de tiempo. La tensión que en muchos sitios de Catalunya ha acarreado la colocación de cruces amarillas, símbolo independentista y de apoyo a las personas encarceladas por el “procés”, ha llegado a Terrassa. Ayer, varios enclaves de la ciudad amanecieron con cruces, cientos de ellas, plantadas por miembros de varios Comitès de Defensa de la República (CDR) de la ciudad. Y un hombre arrancó unas cuantas en la Rambla d’Ègara. Saltó algún momento de tensión que no fue a más aunque motivó la intervención de la Policía Municipal. Los agentes llevaron a cabo cuatro identificaciones.
Había cruces en la Rambleta del Pare Alegre, tanto en jardines centrales como en las proximidades del Palacio de Justicia. Estas, sin embargo, fueron retiradas a media mañana. Había cruces amarillas también en el paseo del Vint-i-dos de Juliol, frente a la estación del Nord, y en varios tramos de la Rambla d’Ègara. Y en otros puntos.
Fue en la Rambla d’Ègara, en el Centre, donde tuvo lugar la escena de tensión, cuando un ciudadano se aprestó a retirar varias piezas mientras una mujer, se supone que su acompañante, lo grababa.
Alquien más grabó los acontecimientos, al parecer desde un balcón, y las imágenes se podían visionar en redes sociales. Se veía al hombre, aparentemente joven, sacando cruces mientras emplazaba a más personas a “salir a la calle” para luchar “contra estos sinvergüenzas golpistas”. Dirigió esas palabras a otra persona que lo filmaba. Luego se le oye decir algo así como “a quien se ponga le daré”, mientras un par de personas intentaban proteger la figuras de madera para que él no las arrancase.
La secuencia ocurrió a unos pocos metros del Mercat de la Independència. La Policía Municipal fue alertada y varios agentes se presentaron en la Rambla d’Ègara. Al final, identificaron a cuatro personas. A la policía no le constaba agresión alguna y ninguna de las partes expresó su intención de presentar denuncia.
Había elementos en farolas, en árboles, en señales de tráfico, en marquesinas. A finales de julio del 2016 hubo una plantada masiva de cruces, con leyenda sobre el sistema sanitario catalán, en la Plaça Vella. Pero no se produjeron incidencias. Sí se registraron después, el año pasado, con la colocación de carteles o con pintadas, con dibujos de lazos amarillos que luego fueron modificados con color rojo para representar la bandera de España. Mucho antes de la época álgida del proceso independentista, en otoño pasado, aparecieron plásticos amarillentos en múltiples espacios. Los restos de algunos aún siguen donde estaban.