Terrassa

Debates y conferencias para poner en valor la Seu d’Ègara 

La Seu d’Ègara fue ayer el escenario de una jornada que incluyó una serie de conferencias y debates para subrayar la importancia y el valor artístico del conjunto monumental egarense. La actividad, bautizada como "Els tresors de la Seu d’Ègara", está enmarcada dentro de los actos de celebración del Año Europeo del Patrimonio Cultural, y se ha iniciado a las 9.30 de la mañana con una presentación a cargo del concejal de Cultura, Amadeu Aguado, y de Carles Sánchez, del Museu de Terrassa (UAB).

La primera de las conferencias se centró en la figura de Josep Puig i Cadafalch y en su trabajo de redescubrimiento de la Seu d’Ègara durante la primera mitad del siglo XX. Eduard Riu-Barrera, comisario del año Puig i Cadafalch, historiador y arqueólogo del servicio del Patrimonio Arquitectónico de la Generalitat de Catalunya se ocupó de exponer, durante cerca de una hora, todo el trabajo de estudio y restauración que realizó el arquitecto, historiador y político de las iglesias de Sant Pere.

Riu-Barrera se refirió, en primer término, a las influencias que recibió Puig i Cadafalch en su crecimiento como arquitecto sensible a la historia y a la arqueología y muy atento a las teorías llegadas desde Francia. Bajo este influjo se centró, por ejemplo, en "el estudio documental y arqueológico de la datación de los edificios". Entre los intelectuales citados por Riu-Barrera, destacó muy especialmente Elies Rogent, "el primer estudioso que situó en un contexto real la datación de las iglesias de Sant Pere."

Puig i Cadafalch se fijó muy pronto en las iglesias de Sant Pere porque "su madre era terrassense o próxima a Terrassa."

Arquitectura universal
El ponente aclaró que Puig i Cadafalch fue un estudioso no sólo del arte románico catalán, sino del europeo, e insistió en que "el estudio de la arquitectura es universal." Con ello fue anticipando uno de los ejes de su exposición: desmentir las intenciones "patrióticas" de los análisis de Puig i Cafafalch, de lo que se le ha acuasado en algún informe, debido a su condición de dirigente del partido conservador Lliga Regionalista y posterior presidente de la Mancomunitat de Catalunya. Más adelante, tras la Guerra Civil, fue "exiliado y represaliado."

En el marco de aquellos años complejos y convulsos realizó, por ejemplo, la primera "representación exométrica de la iglesia de Santa Maria", la primera representación planimétrica de las iglesias (en su tesis), intervenciones de carácter restaurador, la presentación en el Teatre Principal de Terrassa, en 1906, de los resultados de una excavación de los que también se hizo eco la portada de la publicación de La Veu de Catalunya, o el encargo que recibió de Mossén Homs en 1917 para hacer una intervención de las iglesias. En sus trabajos, tal como destacó Riu-Barrera en varias ocasiones, creía firmemente en el "urbanismo como forma de civismo" y así hizo en su intervención, con "un proyecto de urbanización del que queda muy poca cosa, desgraciadamente", lamentó.

Mencionó también la controvertida teoría de Puig i Cadafalch sobre la iglesia de Sant Miquel, y que fue "su aportación más interesante y más incomprendida", en la que defendía que el templo era un baptisterio de época visigótica, una teoría que respondía a su interés por dar un contenido litúrgico a los edificios desde su religiosidad, como católico.

En cualquier caso, y pese a los "perjuicios intelectuales" de los que fue objeto Puig i Cadafalch por motivos "políticos y administrativos", es indicutible su contribución al conocimiento y proyección internacional de las iglesias.

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