Lo que fuera Mercadal, en el sector Montserrat, se ha convertido en pista de derrapes peligrosos; hace unas semanas un coche se estrelló contra una farola y hubo tres heridos
Tira, tira, grita un crío apremiando a un compañero que duda entre disparar o no frente a una de las dos porterías metálicas instaladas en el recinto del antiguo mercadillo, en el sector Montserrat. En un repente, un coche irrumpe en el sitio y derrapa y derrapa, ante la atónita mirada de los niños y el espanto y la indignación de los mayores. Pasó días atrás en ese recinto, antaño mercadillo y ahora convertido en aparcamiento al aire libre… y en pista de derrapes, de sustos, de ruedas chirriando, de neumáticos humeantes. Y de golpes, colisiones y heridos.
Hubo tres víctimas ahí mismo el 25 de abril pasado. Fue un accidente, por supuesto, pero no fruto de una distracción o un acto de imprudencia momentánea. Según informó un testigo a la Policía Municipal, un coche estaba derrapando a lo grande en el recinto. Llamó el hombre a la central policial a las 3.15 de la madrugada de aquel miércoles. Contó que un automóvil hacía derrapes en aquel lugar y que el vehículo se había acabado estrellando contra una farola.
Lo constataron los agentes municipales que se presentaron en el sector Montserrat a los pocos minutos. En efecto, la farola tenía daños. Cerca, los guardias encontraron a una persona, un pasajero del turismo. Él no lo conducía. Lo manejaba otro individuo que había resultado herido y se había desplazado a MútuaTerrassa para recibir asistencia. Y otra persona, una tercera, el copiloto, había acudido también a dicho hospital por el mismo motivo. Los policías llevaron a Mútua al ocupante al que habían hallado en el recinto. Conclusión: tres heridos en una sesión de giros bruscos y ruedas quemadas que terminó mal pero pudo terminar mucho peor.
Para el conductor se saldó no sólo con las lesiones, sino también con una imputación por la presunta comisión de un delito contra la seguridad del tráfico. Y no debido a la conducción temeraria que se infería de las repercusiones del accidente y de la comunicación del testigo, sino porque los agentes supieron que el conductor carecía de permiso de conducir. Y esa carencia del carné es constitutiva de delito. La Policía Municipal abrió diligencias penales y cursó, ahora sí, una denuncia administrativa por la conducción temeraria.
Hasta el miércoles, al menos, un Volkswagen Golf destrozado seguía aparcado a unos metros de la farola menoscabada. Los desperfectos no se debían sólo a un golpe en un accidente. También se debían a otros golpes: a los propinados por chavales que vieron en el vehículo un utensilio de juego bárbaro, como ocurre otras muchas veces con otros muchos automóviles tenidos por abandonados. Un día entraban a inspeccionarlo, otro le lanzaban una piedra. El martes pasado, el coche era un poema, un cacharro en desguace a las bravas, un peligro. "Lo están desmontando unos chicos a pedradas y patadas", cuenta una vecina. El vehículo ya había desaparecido de la zona el jueves, pero aún quedaban restos en el suelo. Un plástico por aquí, cristales trizados por allá.
Hace poco más de una semana, un turismo dio varias vueltas en este improvisado circuito de trompos "mientras los niños jugaban a fútbol", explica un anciano sentado en un banco en el parque ubicado junto a la avenida de Les Nacions. Fue un día por la tarde, " a esta hora más o menos". O sea, a eso de las siete, sin rebozo, sin miedo a las miradas de vecinos y paseantes, con descaro. Y sin reparar en el peligro que entrañan las maniobras o directamente desafiándolo. La calma vespertina fracturada por chirridos de motor.
El Mercadal Martí l’Humà se instaló en el sector Montserrat, junto a los pisos del barrio, el 6 de octubre del 2004 y el Ayuntamiento creyó haber hallado allí el emplazamiento definitivo, o casi, para el mercado de venta ambulante de los miércoles. Iba a estar allí "muchos años", dijo el entonces alcalde, Pere Navarro, el día de la inauguración. Pero no fueron tantos los años. Cinco después, en marzo del 2009, cuando se estrenaban en el recinto las nuevas paradas de alimentación, el Consistorio valoraba un nuevo cambio de ubicación.
Los paradistas también deseaban acometer una mudanza porque en Montserrat la cosa no funcionaba. Querían volver a la avenida de Béjar, donde había estado radicado el Mercadal Martí l’Humà durante varios años. En efecto, el 14 de marzo del 2012, los puestos se instalaron de nuevo en la avenida de Béjar. El alcalde consideró el cambio un éxito. Y casi todos los comerciantes aplaudieron la mudanza. Se recuperaba la esencia del mercadillo callejero. Adiós al mercadillo en recinto vallado, en Montserrat.
Así, en el sector Motserrat duró el mercado menos de ocho años, pero el espacio ya estaba urbanizado y algo había que hacer con él. La zona sirve en la actualidad de aparcamiento libre y en ocasiones acoge algún acontecimiento, como espectáculos de coches. Espectáculos legales, reglados, de exhibición, se entiende. No como los derrapes improvisados y arriscados que protagonizan unos cuantos individuos cada dos por tres. Dicen usuarios de la zona que lo de los trompos "va a épocas", pero la situación se ha agravado "desde el verano pasado".
Cuatro actuaciones
"No pasa todos los días, pero sí a menudo. Por las tardes, sobre todo, y en especial los fines de semana", añade una vecina que pasea a su perro por el parque adjunto y muestra su indignación por lo que considera un exceso de celo con los dueños de canes, cuando los dejan sueltos, en comparación con el celo menor mostrado por la administración con los derrapadores.
Desde enero, al menos, constan cuatro actuaciones de la Policía Municipal. Una fue la desencadenada tras el accidente del 25 de abril, con tres heridos. Otra, hace unas tres semanas, con el decomiso de un car en el mismo recinto. Un testigo afirma que el car incautado era una especie de artilugio rodado de fabricación casera. La tercera intervención municipal fue para retirar el coche destrozado que languidecía junto a una farola. La cuarta, al parecer, fue un requerimiento por derrapes, pero los infractores ya se habían largado cuando llegaron los guardias.
Los coches estacionados se ubican en la vertiente Sur, en el lado de los pisos de Montserrat. El otro flanco es el usado por los que gustan de chirriar ruedas y hacer trompos. Algo similar ocurre en el polígono de Can Petit, en el parking de un supermercado. En el antiguo mercadillo de Montserrat hay una farola abollada y las rodadas negras manchan el pavimento entre fragmentos de vehículos destrozados. "Algún día ocurrirá una desgracia", comenta una mujer.
LA FECHA DEL ABANDONO
2012
El mercadillo estuvo en Montserrat desde octubre del 2004 hasta marzo del 2012, cuando abandonó ese sector y se trasladó de nuevo a la avenida de Béjar