¿Dio positivo? Sí, duplicó la tasa máxima de alcoholemia. Y no tenía carné. Lo habían parado porque circulaba con las luces del vehículo apagadas, y sin el cinturón de segudidad. Por si fuera poco, hablaba por el teléfono móvil. Lo pillaron agentes de la Policía Municipal el sábado en Ègara.
Eran las tres de la madrugada cuando una dotación policial observó el coche. Circulaba por la carretera de Castellar en sentido Norte. Visto lo visto, lo de las luces, lo del móvil, lo del cinturón sin poner, los agentes fueron tras el automóvil. Lo interceptaron cerca de la calle de Málaga.
Pidieron la documentación al conductor. No la presentó porque no la llevaba. Los agentes apreciaron el olor a alcohol que desprendía el implicado. Lo trasladaron a la Jefatura para que efectuase allí las pruebas de alcoholemia de precisión. Los resultados fueron de 0,56 y 0,54 miligramos.
Imputaciones
Esa infracción no acarreó al individuo ninguna denuncia penal, sino una administrativa a sumar a las otras: por hablar por el móvil, por no llevar colocado el cinturón, por circular sin las luces del coche activadas. Lo que sí provocó la apertura de diligencias penales, una imputación por un delito contra la seguridad del tráfico, fue la carencia del permiso de conducir. No lo tenía porque había perdido todos los puntos, según la policía.
Otra imputación recayó unas horas después, a las 8,45 de la mañana del sábado, sobre otro conductor. Un agente de la Policía Municipal vio un accidente: un vehículo colisionó contra la parte posterior de otro que estaba detenido ante un semáforo en la avenida de Les Glòries Catalanes, justo delante de la Jefatura. El policía se aproximó a la escena del accidente y notó que el conductor implicado parecía afectado por el consumo de alcohol. Muy afectado.
Las pruebas arrojaron niveles de 0,80 y 0,78 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Esas tasas son constitutivas de delito contra la seguridad del tráfico.