No había signos evidentes de forzamiento al llegar a casa, pero las víctimas ya notaron algo raro al fraquear la puerta de entrada. De sopetón, el estropicio habitual, el caos de cajones abiertos y ropa desperdigada. Los Mossos d’Esquadra habían detectado un repunte de robos con fuerza en viviendas a finales de marzo, sobre todo en la zona Norte de Terrassa. Los llamamientos a la colaboración ciudadana han surtido efecto y la policía autonómica ha dado con dos tipos, con dos especialistas en asaltos a domicilios que antes marcaban con pequeñas piezas de plástico o de otros materiales. Los cazaron antes de que entrasen en una casa.
Fue la semana pasada, durante uno de los operativos que los Mossos d’Esquadra disponen para prevenir estos hechos delictivos que tanta alarma social generan. Las informaciones facilitadas por testigos facilitaron que el dispositivo, esa vez, diera frutos. Unos policías vieron a los sospechosos en Poble Nou-Zona Esportiva, cerca de las instalaciones del Club Natació Terrassa. Los identificaron. Y los detuvieron una vez reunidos los indicios que permitían imputarles actos preparatorios de robos con fuerza. Aún no habían cometido el asalto que presuntamente habían planificado. Pese a ello, a la frustración del golpe, no se descarta que ambos individuos, de origen georgiano, estén detrás de robos en domicilios perpetrados en Terrassa. De hecho, esta tipología delictiva ha experimentado un descenso notorio, según los mossos, desde las detenciones de los sospechosos.
El modus operandi de estos grupos de especialistas contra los que lucha la policía con denuedo tiene en la elección de las viviendas su punto diferencial. Los mossos lo han advertido muchas veces: estos saqueadores acostumbran a marcar sus objetivos antes de allanarlos. Lo hacen colocando marcadores, como pequeñas tiras de plástico, o palillos, en las puertas.
Con sigilo
Vuelven. Si los marcadores, como adhesivos enganchados entre los marcos y las puertas, siguen allí, los cacos saben que los moradores no han acudido a su hogar. Posiblemente estén de vacaciones. Cuando están seguros de esa ausencia prolongada, los ladrones actúan.
Abren las puertas con sigilo, casi siempre con el método del "bumping": usan una especie de llave maestra que introducen en el agujero de la cerradura y golpean leve y repetidamente hasta que la cerradura salta. Apenas dejan rastro.
La creciente concienciación de muchos vecinos favoreció la detención de los dos sospechosos la semana pasada. Los mossos no cejan en su empeño: piden que quien encuentre marcadores llame al 112.