Terrassa

El cliente que pasó de no pagar las cervezas a robar con violencia en el bar

Empezó a brincar, febril, entre los clientes, enloquecido, convertido en pura furia cuando el dueño del bar le dijo que no le servía ni una cerveza más hasta que pagase la que debía de días anteriores. No era la primera deuda. El tipo aquel, iracundo, la emprendió a golpes, destrozó vasos y una lámpara, tiró un taburete al interior de la barra, agredió al responsable del bar y acabó robando 550 euros. Lo detuvo la Policía Municipal unos minutos después, el sábado de madrugada, en la avenida de Àngel Sallent, la misma vía donde está ubicado el establecimiento.

Faltaban unos minutos para la una de la madrugada. En el bar, un kebab ubicado en el tramo de La Maurina, aún quedaban clientes. Entró un joven alto, de origen marroquí. Es un individuo conocido en la zona por protagonizar incidentes. “Siempre hace tonterías”, dice un testigo.

Pidió una cerveza, pero el dueño del establecimiento se negó a servírsela. Unos días antes había consumido una y no la pagó. Había escamoteado otras consumiciones en ocasiones anteriores. No iba a tomarse ni una cerveza más allí si no pagaba lo adeudado.

“Y si no pagó, ¿qué?”, replicó al responsable del bar. La respuesta fue tajante y clara, inequívoca: “No te la pondré”. Punto.

La reacción del camarero, paquistaní, desató en el cliente un torbellino de increpaciones. Por su boca salieron insultos, agrias reprensiones. El individuo salió del local, volvió a entrar, nervioso, tenso, y algunos clientes se marcharon en vistas del panorama tormentoso que se avecinaba.

Gritaba a voz en cuello. Principió el carrusel de destrozos. Un vaso roto, una lámpara destrozada. Agarró una calculadora y se la tiró a Mohamed Nawaz, el dueño, y le lanzó asimismo un ambientador. Tomó un taburete y lo arrojó al interior de la barra. Mohamed Nawaz no sabía qué hacer para parar aquel frenesí destructor que derivó en un robo.

El cliente del escándalo, en efecto, podía haber sido imputado por un delito de daños, pero terminó en los calabozos por algo más grave: por un delito de robo con violencia e intimidación.

Un puñetazo en la máquina
Cuenta Mohamed que el sospechoso entró en la zona de la barra. Allí había 300 euros fuera de la caja registradora. Se apoderó de ese dinero y quiso hacerse con más. Para ello, asestó un puñetazo en la caja registradora y la abrió. Y robó 250 euros más. Y se largó.

La víctima llamó un par de veces a la policía. Sufrió lesiones, una herida superficial en un brazo. Un coche patrulla de la Policía Municipal lo trasladó al Hospital de Terrassa, donde obtuvo el alta una hora después. Presentó la denuncia.

Dos dotaciones del mismo cuerpo realizaron una batida por el sector y no tardaron en localizar al sospechoso. Lo identificaron en la misma avenida, la de Àngel Sallent, y lo detuvieron. La víctima no sabe nada del dinero sustraído.

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