La cantaora y compositora Mayte Martín regresa hoy a Terrassa para presentar en el Auditori Municipal el espectáculo “Flamenco clásico”, acompañada por el guitarrista Alejandro Hurtado. El concierto se ofrecerá a las nueve de la noche, y no a las 10.30 como equivocadamente aparece en algunas informaciones y carteles de difusión. La artista explica en esta entrevista algunos de los detalles de su espectáculo.
Cuando vimos anunciado su concierto pensamos que quizá acudía a presentar su recién publicado disco “Tempo rubato”, y sin embargo viene con un interesantísimo repertorio clásico. ¿A qué se debe el paréntesis?
De alguna manera el flamenco siempre está presente, nunca lo dejo de lado y se me requiere, aunque esté con una obra que no tenga nada que ver. Del flamenco nunca quiero apartarme, evolucionando en él, con nuevos caminos, nuevo sonido, nuevo repertorio, y ahora con nuevo guitarrista, Alejandro Hurtado. El de Terrassa será nuestro tercer concierto juntos.
¿Nos puede presentar a su nuevo compañero de escenario?
Alejandro Hurtado es un chico muy joven, de 23 años, con nueva ilusión y nuevas expectativas. Ha sido un encuentro muy reciente, es un hombre con mucho talento y con mucho que contar.
¿Qué le ha acercado al repertorio clásico?
Llevo toda la vida buceando en el repertorio flamenco clásico, en aquellas cosas más antiguas. Parte de mi creatividad la pongo al servicio de las obras clásicas, es hermoso inventarte tu propio mundo y lenguaje artístico y también es bonito ponerlo al servicio de otras obras ya creadas, es muy bello y muy hermoso. Si le tienes amor a ese legado es algo muy interesante. Desde pequeña siento amor por lo clásico, por lo antiguo.
¿Cómo es el recital?
Es un poco un recorrrido por las obras hermosas del flamenco clásico, con un par de piezas nuevas del repertorio. No me centro en ningún autor, están Chacón, La Niña de los Peines, Manuel Torre, el Cojo de Málaga… Los interpreto con la visión de dos personas de nuestro tiempo.
¡Y al lado de un guitarrista extraordinariamente joven!
Lo más bonito es que hay poquísima gente de la edad de Alejandro que tenga esos referentes, es muy insólito que una persona tan joven sea capaz de escuchar y recrear a Ramón Montoya, Niño Ricardo o Melchor de Marchena. Era lo que yo necesitaba. Es una persona con ilusión, virgen pero con pasión y conocimiento del repertorio antiguo. Los guitarristas de su generación suelen escuchar desde Paco de Lucía para adelante.
¿Es un espectáculo para todos los públicos o mejor para entendidos?
En flamenco una cosa es la materia prima y la otra es lo que tú haces con ese material. La construcción interesa que sea intensa, delicada y musicalmente rica y refinada. Debe ser elegante y atractiva para cualquiera con sensibilidad, y eso tiene que ver con la forma cómo hagas las cosas. Es un concierto disfrutable tanto para entendidos como para neófitos. La materia prima es el flamenco clásico pero tratado de una manera moderna, no difícil de escuchar.
En paralelo se encuentra usted en plena gira de promoción de su nuevo disco, “Tempo rubato.” ¿Qué puede explicarnos?
“Tempo Rubato” es un disco que yo tenía en construcción desde hacía veintitantos años, la idea era ir componiendo una obra autobiográfica total. Llegó un momento en que lo quise compartir con el público. Es un diario íntimo sonoro, como si fuera un libro. Pero no es flamenco, no está encasillado en ningún estilo. Es sólo una creación mía influida por todas las músicas que me han gustado y conmovido.
¿Y a nivel musical?
Las letras son mis vivencias y la música también. Hay un tinte de flamenco, retazos de bolero, balada, música clásica y jazz, cosas que me han gustado y conmovido. Mis ideas nacen de necesidades, de compartir lo que necesito contar.
Y el flamenco siempre presente…
El flamenco es algo que siempre está ahí, voy evolucionando en él y me voy construyendo y experimentando cambios, aunque no se haga efectivo. He creado cinco espectáculos de flamenco desde que publiqué “Querencia” (en el año 2000), aunque no haya editado ningún otro disco (del género.)
Con todo se la puede considerar como un alma libre más que una artista de género…
Soy una persona sensible a la música, con capacidad para comunicarme en otros lenguajes y si la tengo, la uso. No me autocensuro ni encasillo, soy una persona abierta y capaz. No le pongo trabas a mi creatividad ni a mis deseos, y el flamenco siempre está ahí. Aunque yo respeto religiosamente la idiosincrasia, la estética musical. Es evidente que si has tenido determinadas músicas dentro de ti, de alguna manera salen. Son formas que te habitan y salen de manera sutil porque están ahí, te hablan y se aman entre ellas. Si el flamenco no me hubiera habitado lo temas de “Tempo Rubato” no sonarían así.