Pocas veces se vieron tantas sillas de ruedas ante el escenario. Pocas veces la Nova Jazz Cava se llenó de personas mayores son la sonrisa pegada al rostro durante horas. Unas tamborileaban con los dedos, otras movían la cabeza al compás de la música que para ellas regalaba la Dixie Sextet Reunion en una de las actividades de la Semana Social de CaixaBank. Porque ayer, voluntarios de la entidad financiera trabajaron para ellas, para 120 personas mayores a las que acompañaron al templo jazzístico.
Tres autocares los recogieron de la media docena de residencias geriátricas de Terrassa y su comarca en las que viven. Treinta voluntarios de CaixaBank acompañaron a los usuarios en esta actividad, pero han sido ochenta los que se han volcado en Terrassa en la Semana Social, iniciativa solidaria de los trabajadores del grupo bancario. Acompañaron ayer a los beneficiarios a la Nova Jazz Cava, pero el programa de actividades incluye también trabajo en comedores comunitarios, talleres con niños discapacitados o apoyo en bancos de alimentos. En estos días, como en otros de octubre, el voluntariado se concentra, pero los grupos de empleados de CaixaBank que entregan tiempo a estos desempeños solidarios lo hacen durante todo el año. Y a veces son más los que se ofrecen que los que se requieren.
Se escuchaban gritos de "¡bravo!" sobrepujando del auditorio entre solo de clarinete y solo de trompeta, y de batería y de piano, trombón y contrabajo. La novedad de la cita de ayer estribó en la invitación que la empresa organizadora cursó a sus clientes para hacerlos partícipes del programa, para que viesen la vertiente de cooperación de una entidad que sólo el año pasado destinó 225.000 euros a 48 entidades radicadas en Terrassa.
Realidades
El 30 por ciento de los voluntarios son empleados de CaixaBank que llevan un máximo de dos años en la empresa. "Estas iniciativas les van bien para pulsar el ADN de la entidad", recalca Mireia Hernández, directora del área de negocios del banco en Terrassa, antes de recordar que muchos voluntarios son antiguos trabajadores jubilados que desean seguir ayudando en estos menesteres cooperativos.
"Estos momentos son propicios para la reflexión, para que todos nos demos cuenta de otras realidades que existen en nuestro entorno", dice Mireia Hernández. Rosa Pujol, responsable de acción social de CaixaBank en el territorio de Barcelona, subraya que para los voluntarios estas iniciativas suponen una satisfacción "no cuantificable". Los destinatarios, mientras tanto, seguían con la mirada fija en el entarimado del jazz.