¿Cuando entró en el Institut Ègara?
En el curso 1969-70, justo un año después de su inauguración. Entonces tenía 10 años y allí estudié el bachillerato elemental, el superior y el COU. Estuve siete años y siempre en horario diurno.
¿Cómo recuerda su etapa de estudiante en el centro?
Tengo unos recuerdos fantásticos. Entré siendo una niña y salí con 18 años, ya una jovencita. A mi me gustaba mucho estudiar y disfruté mucho, especialmente con las asignaturas de ciencias. Y después era un instituto singular porque estaba fuera de la ciudad, en contacto con la naturaleza, venían chicas de toda la comarca…
Era también la última etapa del franquismo
Sí y el instituto también se hizo eco de la situación política y de las protestas estudiantiles que se convocaban. Hubo épocas de huelgas y manifestaciones. Más de una vez habíamos echado a correr delante de los "grises". Pasamos de hacer Formación del Espíritu Nacional a participar en las "manis" por el regimen franquista.
Fue un instituto femenino y en castellano
Sí, sí, como marcaba la época. Con los chicos del Institut Arrahona, que estaba al lado, compartíamos la capilla, la sala de actos , el bar y el patio pero hicimos muchas "colles" mixtas. Y toda la enseñanza fue en castellano. Era lo que tocaba en todos los centros de entonces.
¿Continuó la formación?
Cuando acabé el COU me fui a la universidad y estudié Magisterio. Durante un tiempo dí clases en una escuela de Barcelona y después empecé a trabajar en actividades socioeducativas en Terrassa. En la actualidad soy técnica de gestión en el Ayuntamiento.
¿Guarda relación con el instituto? ¿Qué opinión le merece el centro a día de hoy?
Hasta hace unos años la he mantenido porque mis dos hijos estudiaron ESO y bachillerato en el INS Ègara, en el nuevo edificio de Can Parellada.Mis hijos están muy contentos y yo como madre, que me impliqué en la primera etapa en el asociación de madres y padres de alumnos (Ampa) y en el consejo escolar, también lo estoy. El proyecto y el equipo docente es bueno y trabajador. Y sobre todo nos ha gustado el trato próximo y familiar; la disponibilidad en escucharte y facilitar las cosas cuando puedes atravesar situaciones delicadas, como la enfermedad de un hijo, como fue en nuestro caso. El Ègara forma parte de mi vida porque ha sido el centro educativo para mis h ijos y para mí.