El Vallès Occidental sigue lejos del objetivo del 60% de reciclaje de residuos fijado por la UE para el año 2020. El informe del Consorci de Residuos sobre el ejercicio 2017 revela que la selección por fracciones sigue estancada en la comarca, donde el año pasado la generación de basura aumentó ligeramente, mientras la recogida selectiva apenas avanzó un 4,49%, hasta situarse en un 36,22%. Si durante los próximos ejercicios no cambia la tendencia y la ciudadanía no separa más en casa, el Vallès Occidental necesitará 15 años más para alcanzar los objetivos marcados por Europa.
En Terrassa, la evolución de la selectiva aún fue más discreta. La recogida se sitúa en el 33,78%, un 3,83% más que en 2016. La ciudad ocupa la cuarta plaza entre los municipios que menos reciclan del Vallès Occidental y su estadística está por debajo de la media vallesana y también de la catalana.
"Deberíamos llegar al objetivo de 2020 -dijo ayer en rueda de prensa el presidente del Consorci de Residuos del Vallès Occidental, Ricard Torralba-. Los municipios que no lo consigan será un fracaso y deberán buscar fórmulas para mejorar resultados". Torralba reconoció que "el ciudadano está estancado", apenas aumenta el número de personas que separan correctamente en casa, de ahí la necesidad de que "la administración tome medidas para concienciar a la población" de la importancia de reciclar.
El Consorci de Residus del Valles celebró ayer su pleno mensual, en el que presentó los datos de recogida de los entes adheridos. Matadepera, con un 90,97%, y Palau Solità Plegamans, con un 75,06%, siguen siendo los dos únicos municipios que superan, y con creces, el objetivo europeo. Ambos tienen implantada la recogida puerta a puerta, un formato que experimentan en este momento tres municipios más y con buenos resultados. Es el caso de Rubí, Vacarisses y Polinyà, que durante 2017 han puesto en marcha experiencias piloto de recogida puerta a puerta especialmente en polígonos industriales.
En la cola de los municipios que menos reciclan siguen las dos ciudades más pobladas, las cocapitales Terrassa (33,78%) y Sabadell (31,53%), junto a Sant Quirze (32,54%) y Santa Perpètua de la Mogoda (33,09%). El reto de la mejora en la recogida selectiva en el Vallès pasa en buena medida por que los dos grandes municipios avancen en reciclaje.
"Es un problema al que se enfrentan las grandes y medianas ciudades catalanas, un problema de país, no solo vallesano -explicó ayer Marc Armengol, vicepresidente del Consorci Comarcal de Residus del Vallès Occidental y teniente de alcalde de Territorio y Sostenibilidad de Terrassa-. Badalona, L’Hospitalet y Barcelona tienen el mismo reto que Terrassa y Sabadell. Desde la Generalitat se deberían hacer campañas más duras que transmitan el mensaje claro de que no alcanzamos los objetivos europeos", insistió el político egarense.
Más residuos
Los vallesanos generan una media de 1,11 kilos de deshechos por persona y día. La tímida recuperación económica y del consumo se deja ver en el cubo de la basura, que paralelamente se aleja del objetivo europeo. La UE fija para 2020 una media óptima de 1,04 kilos de residuos por persona y día.
El Vallès Occidental se acercó al listón fijado por la UE en plena crisis. Fue en 2013 cuando la bolsa de la basura perdió peso para situarse en un mínimo de 1,06 kilos por habitante y día. Llevaba acumulando pérdidas desde 2007, año en que los vallesanos colocaban en el cubo de la basura 1,38 kilos de residuos cada uno. La tendencia se invirtió en 2013 y, desde entonces, seguimos alejándonos del objetivo europeo.
Por fracciones, el contenedor verde del resto sigue incorporando el grueso de la basura que se genera en casa, concretamente la que no se separa correctamente por fracciones. Más del 60% de los residuos que generan los vallesanos van al contenedor del resto y de allí con destino al Centre de Tractament de Residus del Vallès Occidental. Los municipios pagan una cuota por cada tonelada de resto que envían al CTR, a la que se suma el canon autonómico que penaliza a los ayuntamientos por los residuos no separados en origen.
Por lo que respecta al resto de fracciones, todas registran un tímido ascenso. La orgánica sigue siendo la asignatura pendiente, puesto que una mejora en este residuo redundaría en una mejora global de la estadística. La orgánica registró un tímido 0.99% de incremento respecto a 2016 y supone sólo un 8% del total de la recogida selectiva.
El papel y cartón es el residuo que más ha mejorado en materia de selección en origen. Aumentó
un 6,78 durante 2017. El dato más significativo es el de Rubí, donde la recogida de papel y cartón se disparó el año pasado un 23%. Por contra, en Matadepera, Palau-solità i Plegamans, Polinyà y Sant Llorenç Savall se recogió menor cantidad.
Los envases aumentan un 5,32% y el vidrio un 3,82%. Por lo que respecta a voluminosos y a las fracciones vegetal, textil y el resto de residuos que van a la deixalleria, la recogida sigue en aumento año tras año, aunque en números absolutos estos residuos suponen pocas toneladas respecto al total generado en la comarca.