Terrassa

Figuras femeninas que expresan dolor por la pérdida

El Cementeri Municipal también es una exposición permanente de arte y arquitectura (por supuesto, funerarias) y la celebración del 8 de marzo motivó al Museu de Terrassa la organización, el domingo, de un itinerario centrado en la representación de la mujer en las obras del conjunto. "En el arte funerario no cabe la experimentación; en él encontraremos siempre las figuras típicas de la mujer como idea de belleza", avisó la guía, Mia Pérez, que condujo con erudición y amenidad un recorrido de dos horas por el recinto, iniciado en una "ploracossos", que Joan Borrell Nicolau esculpió en 1927 para el panteón de la familia Torrella de Sagrera.

Motivos y tipologías diversas
La segunda parada, un cuadro escénico de dolor (con María Magdalena y San Juan) de Francesc Juventeny. De Enric Monjo, el escultor que rehizó las esculturas de la basílica del Sant Esperit tras la Guerra Civil, en el cementerio hay una bella piedad ("la madre con el hijo en el regazo, esto es, el dolor extremo") de 1945, en la sepultura de la familia Jover. De Josep Llopart, otra "ploracossos" con expresión de lamento contenido, y túnica adherida "como si la ropa estuviera mojada, para que se aprecie el cuerpo".

Por supuesto, la ruta también pasó por obras de artistas terrassenses. Miquel Ros (1901-1962) fue "el marmolista de Terrassa por definición" y de su autoría se vio una Inmaculada Concepción que pisa una serpiente, el símbolo del pecado; un bajorrelieve que reúne "las tres maneras de expresar el dolor: la desesperación, el lamento y la conmiseración", y una tipología de Josep Llimona que pasó a mármol.

El itinerario incluyó obras de otros cuatro artistas terrassenses. Santiago Padrós hizo el mosaico de la fachada de la capilla del cementerio, y Carlos Armiño un ángel de la reconciliación para el panteón de la familia Clapés. Varias de Ferran Bach-Esteve: dos figuras togadas, expresión de las edades del alma, la juventud y la belleza; un bajorrelieve en un nicho hecho con acero inoxidable, y dos obras no funerarias que han acabado ubicándose en el cementerio, "Repòs", en memoria de los combatientes republicanos, y el monumeto a las víctimas de la Riuada de 1962. La ruta finalizó con la única pieza del cementerio realizada por una mujer, Elisa Bassiner: el panteón municipal de Terrassa, rechezo en el año 2005.

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